Año CXXXVI
 Nº 49.804
Rosario,
domingo  06 de
abril de 2003
Min 18º
Máx 24º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





La crisis de credibilidad jaquea a los sondeos y relativiza su influencia
Las encuestas, en su peor momento
La paridad que se registra entre los candidatos a presidente hace difícil cualquier pronóstico

Javier Felcaro / La Capital

Las encuestas, otrora vedetes de los procesos preelectorales, no logran sortear la crisis de credibilidad que asfixia al escenario político argentino. La Capital reunió a los expertos en la materia, quienes coincidieron en que los sondeos de opinión, los mismos que son consumidos con fruición por el presidente Eduardo Duhalde, lejos están de brindar datos precisos.
Para el politólogo Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Nueva Mayoría, la sociedad entre el error muestral y los indecisos refleja "un voto fluctuante" que le resta poder de certeza a una encuesta.
Además, la estimación de que la concurrencia de votantes será la más baja desde los años 30 (paradójicamente, según un reciente sondeo) hace predecir un aumento en el clientelismo y que controlar la calle será clave para sumar votos. Si así ocurre, se tratará de una "involución" en la cultura política.
Esto explica por qué la lucha de poder entre Duhalde y Carlos Menem sigue dominando la escena, como sucedió en la década del 90, aunque el grueso de la sociedad es ajena a la disputa. "Si el clientelismo se incrementó y controlar la calle es vital para gobernar, las dos figuras más fuertes del PJ parecen ser las más aptas para manejar el poder", precisó el analista.

La clave
Tras enfatizar que las encuestas telefónicas "no son válidas" en la Argentina, Fraga hizo hincapié en que la clave para asegurar un correcto sondeo pasa por el alcance de la muestra, su tamaño, el instrumento de recolección de datos, el margen de error y el nivel de confianza.
El consultor Ricardo Rouvier definió a las encuestas como "aproximaciones fotográficas a la realidad y elementos de información", pero aclaró que "no existen en las ciencias sociales instrumentos perfectos de medición".
Luego, el analista destacó que hay una diferencia "muy pequeña" entre Menem, Néstor Kirchner, Adolfo Rodríguez Saá y Elisa Carrió, "que en la mayoría de estos casos es menor al margen de error".
"Esto implica que, si en una encuesta está Kirchner primero, con uno o dos puntos de ventaja sobre Menem, o viceversa, es un empate técnico. El margen de error es superior a la distancia entre ellos", explicó Rouvier. Y consideró imposible proyectar quién entrará en el ballottage, aunque sí decir que habrá segunda vuelta por "la fragmentación numérica y la diversificación del voto".
Si bien el consultor afirmó que la ruptura del bipartidismo también desencadena la del sufragio, arriesgó que el país está ante "el final de una época y el comienzo de otra, con nuevas alianzas y fuerzas políticas".
Asimismo, Rouvier sostuvo que la elaboración del sondeo ideal debe basarse en una metodología mixta, que contemple la entrevista personal en el universo poblacional que no tiene teléfono.
Para Carlos Germano, el debate instalado por algunos de los candidatos y la exagerada importancia que se les atribuye a las encuestas son consecuencias de la profunda crisis del sistema político.
"El sondeo, herramienta de la práctica política contemporánea, es insuficiente para definir objetivos y contenidos, los que dependen tanto de los liderazgos como de los partidos", sentenció el consultor.
Germano resaltó que, frente a la incapacidad de los partidos (en especial el PJ) para procesar conflictos internos, "se confía en las encuestas para dirimir liderazgos y establecer contenidos". Y, a partir de una "responsabilidad no buscada", se las transforma en centros de "operaciones e impugnaciones".
Es que la dirigencia percibe a los sondeos "como instrumentos capaces de consolidar candidaturas y, más allá de que los resultados disponibles no avalan esta presunción, lo que de hecho ocurre es que reflejan, ajustadamente, la fragmentación política".
Por último, Germano aclaró que en un marco político "normal" el mero cruce de informaciones generadas por las empresas de investigación en la opinión pública es suficiente "para desalentar la manipulación de datos e impugnar la credibilidad de los muestreos de baja calidad".


Notas relacionadas
Distorsiones y técnicas cuestionables
Diario La Capital todos los derechos reservados