Bagdad. - El ataque nocturno de las tropas estadounidenses contra el aeropuerto de Bagdad se anunció a los cinco millones de habitantes de la capital iraquí con un apagón. Primero titilaron las luces. Segundos después se hizo noche cerrada y comenzó a reinar la confusión acerca de dónde estaban las unidades agresoras.
Pero el día después, la vida debe seguir en las calles de Bagdad y da la impresión de que los llamados del régimen iraquí al combate son desoídos en muchos lugares de la capital iraquí.
El ministro de Información Mohamed Said al Sahaf quiso fortalecer ayer la voluntad de defensa con un nuevo llamamiento. Dijo que el presidente Saddam Hussein quiere que el pueblo luche día y noche contra los infieles y criminales.
"Procuren que el país del Islam se convierta en fuego que los mate y los queme dondequiera que transiten. Y con la ayuda de Dios todopoderoso estarán en el fuego del infierno y nuestros mártires entrarán en el paraíso", sostuvo el ministro en la televisión estatal.
Pero el efecto quedó debilitado porque debido al corte de electricidad en muchas viviendas ya no se puede ver la televisión. Otros tienen generadores eléctricos, que ahora se acumulan en las aceras.
También el primer corte largo en el suministro de agua desde el comienzo de la guerra hace más de dos semanas está dando trabajo a la población. Porque sólo si la electricidad hace funcionar las bombas hay agua en las cañerías de Bagdad.
El viento del desierto
Desde el jueves, además, un aire cálido avanza sobre Bagdad como aviso del caliente verano árabe que se avecina.
Este calor está creando problemas a los habitantes de Bagdad, pero sobre todo también a las tropas estadounidenses. Por eso está claro que un rápido control del aeropuerto tiene una gran importancia estratégica.
A sólo 20 kilómetros de Bagdad, los soldados estadounidenses quieren asegurarse el aprovisionamiento, para ahorrarse un camino de 500 kilómetros por una zona insegura. Testigos oculares iraquíes informaron a periodistas que ya cayeron en paracaídas equipos y otros enseres sobre el aeropuerto.
También psicológicamente cambiaron las cosas en la ciudad en sólo una noche. Circulan rumores según los cuales en la oscuridad del apagón ingresaron comandos especiales estadounidenses para realizar ataques selectivos en la ciudad. Se dice que los efectivos aguardan ahora escondidos su oportunidad.
También parece que los milicianos iraquíes armados aumentaron sus puestos de control en la ciudad. Con el ataque contra el aeropuerto, las tropas estadounidenses parecen haber asestado un golpe psicológico al régimen.
Este golpe se sintió también en la población, que condena el ataque angloestadounidense contra Irak a veces con rabia, otras con miedo.
El bienestar de la familia es para muchos civiles lo más importante. "A cerrar los ojos y seguir", es la consigna de Abu Ahmed, que resiste en una casa en las afueras de Bagdad con muchos niños, raciones para seis meses y 1.200 litros de agua en tanques. (DPA)