 |  | cartas Hacer la guerra
 | "Lo que quiero decirles sale de toda lógica. Estoy seguro de que nunca un presidente de ningún país del mundo lo dijo. Pero yo se los voy a contar. Uno llega a presidente no sólo por capacidad, inteligencia y perseverancia, y perdonen mi inmodestia, sino también porque los «grandes» lo apoyan. Los que financian las campañas políticas para que uno llegue allá «arriba» son las empresas importantes. Pero claro, todo tiene su precio. Después, hay que devolver favores. Y devolver favores sale caro. Porque hay que hacer «cosas» que no se tenía pensado y si lo tenía pensado tampoco lo hacía. Yo, en realidad, no quiero hacer la guerra a ningún país, que es el mismo deseo que ustedes tienen. Pero no es lo que quiero sino lo que debo. Los «grandes» financiaron mi campaña y ahora se lo quieren cobrar. Esto siempre ha sido así, es una alianza. Y a ellos la guerra los beneficia, por eso tengo que hacerla. No porque me moleste o preocupe su tipo de gobierno; tampoco su poderío militar me asusta, si en realidad los más peligrosos y armados hasta los dientes somos nosotros. Yo sé que otros presidentes que tuvo este gran país pasaron por el mismo problema y también sufrieron; pero no se animaron a decirlo o, en todo caso, no pudieron. Yo con mi conciencia me quedo tranquilo, no hago lo que pienso, pero al menos lo digo. Qué le vamos a hacer, el mundo es así, por eso tengo que hacer la guerra". Lo que usted termina de leer es un mensaje del presidente del país más belicista del mundo, que no llegó a decir. Este escrito fue encontrado en un tacho de basura, frente a su despacho. Tal vez se haya arrepentido o alguien se lo haya tirado. Daniel Marocco
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