Año CXXXVI
 Nº 49.800
Rosario,
miércoles  02 de
abril de 2003
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El líder iraquí acertó en su análisis de la guerra

Bagdad. -Cuando el presidente iraquí Saddam Hussein examinaba la planificación bélica con sus oficiales, sus pronósticos sobre el desarrollo de los combates difundidos por la televisión podían ser tomados a la ligera, pero después de 13 días de guerra la evolución de los acontecimientos parece darle, al menos por el momento, la razón.
En esas ocasiones, Saddam Hussein afirmaba en las reuniones casi cotidianas con sus oficiales que tenía intenciones de dejar que las fuerzas norteamericanas y británicas avanzaran en el desierto para atraerlas hacia una guerrilla urbana, sobre todo en Bagdad.
"El desembarco tendrá lugar en regiones lejanas, y los medios de comunicación del enemigo comenzarán a hablar al respecto, anunciando que las fuerzas están a tal distancia de Ramadi (a 100 km al oeste de Bagdad) y que se dirigen hacia tal ciudad para ocuparla. Es así que hará su espectáculo", afirmó durante una de esas reuniones, a fines de enero.
"El enemigo no desembarcará en los suburbios de Bagdad, ya que morirá. Aunque envíe a un millón de soldados, nuestros hombres los matarán", agregó en forma categórica Saddam.
Aunque el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, afirme que cada día que pasa las fuerzas de la coalición se acercan a Bagdad, sus tropas parecen atrapadas en el desierto, sin haber tomado ni una sola gran ciudad iraquí.
Las críticas comienzan a surgir incluso en la prensa norteamericana, sobre todo contra el ministro de Defensa, Donald Rumsfeld, acusado de haber ignorado deliberadamente las recomendaciones de los estrategas en favor de un incremento de los efectivos utilizados.

No pueden quebrar el régimen
La necesidad de un despliegue de tropas suplementario en tierra se hace sentir sobre todo debido a que las fuerzas de la coalición no parecen haber logrado quebrar el poder del régimen en las principales ciudades, a pesar de los violentos bombardeos aéreos casi cotidianos, sobre todo contra Bagdad.
Saddam Hussein había previsto esta situación. "Quien quiere ocupar una tierra debe desplegar a su infantería. Sin el despliegue de fuerzas terrestres, el enemigo podrá destruir y perjudicar, pero no podrá ocupar la tierra", declaró durante una de sus "conversaciones" con los oficiales.
"Digo esto en televisión sabiendo que los norteamericanos nos escuchan. Nosotros les advertimos que no se hagan ilusiones de que Irak será una presa fácil. Podrán causarnos daños, pero deberán comprender la magnitud de los daños que ellos sufrirán", amenazó.
El número dos iraquí, Ezzat Ibrahim, vicepresidente del Consejo del Comando de la Revolución, que gobierna el país, minimizó el domingo las conquistas territoriales de la coalición, afirmando que los golpes que le asestarán los iraquíes determinarán el desenlace de la guerra.
"Lo que determinará el resultado de la batalla es el precio que los enemigos pagarán en pérdidas humanas y en equipos, y no el hecho de que controlen una pulgada por aquí y una pulgada por allá del territorio iraquí", sostuvo Ibrahim durante una reunión con los dirigentes del oficialista Partido Baas. (AFP)


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