Año CXXXVI
 Nº 49.800
Rosario,
miércoles  02 de
abril de 2003
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Entre la miseria y la muerte

La localidad minera de Chima está emplazada en una región minera, a unos 250 kilómetros al noroeste de Bolivia, y habitada por unos 3.000 pobladores pobres mayoritariamente dedicados a la extracción de oro. Fundada por unos "aventureros" hace medio siglo, la población de Chima se erige al pie de la serranía Ancocalla (piedra blanca, en lengua nativa), en las playas del caudaloso río Tipuani, tributario del también poderoso río Tora y otros afluentes que nace en la cordillera andina Real.
Los primeros barranquilleros (buscadores de oro), que extraen el metal manualmente de las playas del río, que recorre los Yungas, unos valles agrícolas al norte de La Paz, llegaron a esa zona poco después de implantada la revolución popular de 1952 que repartió la tierra entre los campesinos bolivianos. El barón minero Víctor Aramayo, que junto al criollo Simón I. Patiño y al descendiente de judíos Mauricio Hoschild monopolizaron entre 1920 y 1950 la explotación de minerales en Bolivia y amasaron inmensas fortunas, era propietario de la mayor parte de los yacimientos mineros en esta zona a la cual se accede por escarpados caminos de tierra apisonada.
Cerca de Tipuani, en los poblados de Guanay y Teoponte, la empresa South American Pleacers, de propiedad del actual presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, explotó oro con enormes dragas que aún permanecen en el erosionado lugar. Tras estallar la fiebre del oro en esta región boliviana se registró una fuerte corriente migratoria proveniente de los centros urbanos del país hacia Chima y Tipuani, principalmente.


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