"Me gustaría volver a verlos", dijo ayer el empresario salteño Bernardo García en alusión a la pareja de estafadores que le robaron 10 mil dólares en febrero pasado, tras llevarlo al edificio de la Afip con la excusa de la venta de una partida de agroquímicos. El empresario tiene grabada la imagen insospechable de Juan Carlos Peralta -el nombre que dio el estafador- en la puerta de la Afip, "con un perramus azul en una mano y un celular en la otra". El delincuente "mostró que conocía muy bien la Aduana, se movía como Pedro por su casa". Desde la ciudad de Metán, donde reside, García recordó que "la estafa fue muy bien hecha. No sé si tengo rencor o admiración hacia Peralta. Porque soy muy cuidadoso y terriblemente desconfiado. Le advertí que no hacía nada por izquierda y él me daba seguridades. Mi idea era recibir la mercadería y entregar después el dinero, pero todo era tan correcto, tan convincente -nos habían dado números de Cuit que constatamos por internet- que llevé el dinero".
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