La banda de estafadores que actúa impunemente en Rosario desde hace por lo menos un año y que, mediante engaños y documentación falsa, roban a productores a los que le ofrecen maquinarias agrícolas o productos para el campo, volvió a mostrarse ayer. Otra vez un productor salteño fue víctima de la maniobra que, en esta ocasión, les deparó a los maleantes 3 mil pesos en efectivo. Como en otras oportunidades, la estafa se perpetró en los pasillos de la antigua Aduana local, donde el hombre que arribó desde el norte del país fue paseado por pasillos y ascensores hasta perder contacto con sus victimarios.
Mientras tanto, según trascendió, la investigación que lleva adelante la Justicia local se encuentra prácticamente paralizada. La última novedad consistió en la presentación espontánea y la declaración informativa de una mujer, luego de que apareciera mencionada en una denuncia publicada por este diario. El empresario Bernardo García, una de las víctimas de los estafadores, se manifestó ayer dispuesto a hacer un reconocimiento, en caso de que la Justicia lo ordene (ver aparte).
En tanto, la última disposición consistió en retirar las actuaciones de la sección Seguridad Personal para derivarlas a las Tropas de Operaciones Especiales. Sin embargo hasta el momento no se ha realizado ningún procedimiento contra los estafadores, que volvieron a alardear ayer de la impunidad de que gozan en Rosario.
Hermetismo
El nuevo hecho se mantiene bajo un estricto secreto en el ámbito policial, por lo que hasta anoche se desconocía el nombre del denunciante. Sin embargo, voceros allegados a la investigación deslizaron los datos necesarios para confirmar que la estafa existió con la misma modalidad de hechos anteriores.
"La semana pasada, un productor de Salta se contactó con presuntos vendedores de maquinarias agrícolas de Rosario que ofrecían los implementos a través de una página rural de Internet", comentó la fuente.
"Tras un par de comunicaciones telefónicas, el productor acordó la compra de una cosechadora Massey Ferguson de segunda mano en la suma de 12 mil dólares. Pero para concretar la operación, el hombre debía viajar a Rosario con el dinero a fin de completar unos formularios en la Aduana", explicó el vocero.
Así las cosas, el productor llegó a Rosario la mañana de ayer y estableció contacto con un hombre cuyo apellido sería Ibáñez. "Se encontraron en una oficina de Mendoza al 1200. Todavía no está establecido si funciona como tal o fue armada para la ocasión", contó el informante. Allí los estafadores exhibieron a su víctima una serie de papeles y formularios que completaron con sus datos y, tras ello, lo acompañaron hasta el viejo edificio de la Aduana donde "debían pagar unos sellados a fin de liberar la máquina para que el productor pudiera trasladarla hacia Salta".
Una vez en el edificio de avenida Belgrano, el salteño "fue paseado por ascensores y pasillos hasta que en un momento determinado le solicitaron la entrega de 3 mil pesos a fin de hacer frente a los sellados", siguió el relato. "Después el tal Ibáñez ingresó en una oficina y le dijo a su cliente que lo esperara". Pero nunca más volvió.
Tras buscarlo por todo el edificio y empezar a sospechar de la maniobra en la que había caído, el productor salteño decidió hacer la denuncia en la seccional 3ª de policía donde hasta anoche no tenían ninguna pista sobre el estafador.
El caso constituye la cuarta denuncia registrada en el último año, aunque fuentes de la Aduana señalan que existieron más casos no presentados a la Justicia.
El operador de las estafas es un hombre canoso, de 1,70 metro de estatura y de entre 55 y 60 años. Se destaca por su minucioso conocimiento del movimiento de la Aduana y por su pericia en el manejo de la documentación fiscal y comercial. En el golpe más espectacular, la organización se alzó con 153 mil pesos. Entre otros interrogantes, los allegados al caso se preguntan por qué todavía no fue allanado el domicilio sindicado como utilizado para las estafas.