Gustavo Orellano / La Capital
Casilda. - A contramano del buen momento por el que atraviesa el sector agroindustrial en esta ciudad como consecuencia de la recuperación del campo -devaluación mediante- los comercios casildenses aún no logran salir de la recesión que vienen soportando desde hace largo tiempo. A pesar de que muchos esperan una mejoría para los próximos meses, la situación no deja de preocupar. Es que los comerciantes pensaban que para esta época la coyuntura económica favorecería sus ventas, pero la realidad no varió excepto en algunos rubros como la venta de neumáticos o materiales para la construcción, donde sí se nota un crecimiento que fue motorizado por el boom del campo. Muchos chacareros casildenses y de la zona además de invertir en tecnología o poner en condiciones sus herramientas de trabajo destinan parte de sus ingresos a la construcción o arreglo de sus viviendas. El fenómeno se repite en el resto de las localidades cuyas economías dependen de la actividad agrícola. Sin embargo, en líneas generales el comercio local sigue en problemas. Muchos almacenes, carnicerías, panaderías, pilcherías, locales de artículos para el hogar y perfumerías -al margen de algunas excepciones- registran niveles de ventas similares a 2002. El sector mejoró su performance de comercialización para las pasadas fiestas de fin año, pero el veranito duró poco y los resultados no fueron los deseados. El inicio del ciclo lectivo, por ejemplo, si bien generó movimiento no logró satisfacer las expectativas de ventas. Para el Centro Económico del Departamento Caseros la principal causa sobre la falta de reactivación en el comercio casildense está vinculada a la pérdida del poder adquisitivo que sufrieron los salarios a partir de la devaluación. "Si bien el cambio del sistema monetario favoreció a la producción agropecuaria e industrial y redundó en la recuperación de varias fuentes de trabajo, también afectó el nivel salarial de los trabajadores y su capacidad de compra, lo que repercute notoriamente en el comercio", sostuvo el gerente de la entidad, Jorge Ponzano. No obstante, se mostró optimista sobre las perspectivas para el sector tras remarcar que "éste es un momento de transición donde debemos ser tolerantes y esperar la evolución de los acontecimientos". La actividad comercial en Casilda comenzó a flaquear a fines de 1999 cuando las ventas cayeron entre un 20 y 30 por ciento. Desde entonces el panorama no cambió demasiado, excepto algunas fluctuaciones lógicas del mercado interno. Mientras las industrias de herramientas agrícolas y los negocios vinculados directa o indirectamente con el campo crecen a un ritmo sostenido, el comercio no logra despegar. A pesar que la mayoría de las casas comerciales ofrecen créditos para la compra de productos, los niveles de ventas están lejos de cubrir las expectativas. A esta situación se suma que el comercio, a diferencia del sector industrial, no genera fuentes de empleo desde hace tiempo. Gran parte de los comercios familiares son atendidos por sus propios dueños y donde trabajan varios empleados el cupo de personal está cubierto. Los datos de la realidad indican que la situación productiva casildense mejoró en los últimos meses impulsado por el campo, como ocurre en el resto de las localidades de la región, pero también muestran, aunque resulte una paradoja, que el comercio aún no pudo recuperarse.
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