Año CXXXVI
 Nº 49.798
Rosario,
lunes  31 de
marzo de 2003
Min 17º
Máx 23º
 
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cartas
Respuesta inadecuada

El 24 de marzo, durante un programa televisivo, el periodista que habitualmente comenta las noticias tuvo una respuesta, a mi modo de ver inadecuada hacia un televidente que le reprochó la falta de énfasis en los clamores de Juan Pablo II por la paz. Creo que la respuesta más acertada por parte de un periodista, -que uno entiende debe ser objetivo y estar al servicio de la verdad aunque ésta no comulgue con sus ideas personales-, debió haber sido, en este caso, comprometer al programa a dar a conocer las intervenciones pacifistas del Papa, pues no hay duda que éstas se producen a diario. Y punto. ¿Hacía falta otro comentario? Creo que no. Pero, de todas maneras, dijo esto: "El Papa debió convocar a jerarcas de otras religiones y establecerse en Bagdad para parar la guerra". ¿Escuché antes un razonamiento parecido? Sí. En toda instancia de guerra que un Sumo Pontífice condenó, siempre hubo alguien que sugirió trasladarlo al campo de batalla para impedir la matanza. De manera que no es original la sugerencia del periodista. Ahora, digo yo, ¿no podría proponerse, con mayor fundamento y lógica, que todo el cuerpo colegiado de la ONU que se opuso, o que los gobernantes de todos los países que se pusieron del lado de la paz, entre ellos representantes ilustres del Primer Mundo, establecieran un frente común y solidario en el corazón de Bagdad? ¿Hay que exigírselo precisamente a un anciano que apenas puede moverse por sus propios medios y que jamás empuñaría un arma, sólo porque es la cabeza visible de una fe que algunos no comparten? No quiero decir que no adhiera a algunas reflexiones de este periodista. En ocasiones me he identificado con él. Pero creo que, en ésta se ha equivocado.
Juan D'Andreta


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