El sentido de pertenencia a un territorio, un ámbito, una cultura propia, según Marta Maffei, sufrieron los efectos de proyectos políticos preocupados por atarlos a meros símbolos que diluyeran la cultura propia. "Es difícil establecer por dónde pasa el "ser argentino". Tan argentino es un salteño como un misionero, un mendocino o un porteño. Claramente hay características sustantivamente diversas, idiosincrasias, culturas que incluso arrancan en los orígenes indios bien distintos y subsistentes hasta hoy (recordemos coyas, mocovíes, quechuas, quilmes, tehuelches, mapuches, guaraníes, matacos y wichís, entre otros) y las migraciones particularmente europeas, también distintas", indica la dirigente de los educadores. Señaló que "la escuela pública de fines del siglo XIX y los primeros 60 años del XX, fue un hito en la construcción de algunos símbolos de unidad pero no alcanzó a generar una cultura nacional sino más bien a imponer tramos de una cultura ilustrada foránea. Argentina es uno de los países americanos con menores indicadores de cultura propia, lo que no quiere decir que no tenga cultura, pero al no forjarse una cultura nacional, subsisten fuertes rasgos de las culturas anteriores". "Durante los últimos 15 años, en esas nociones se advierte un deterioro a favor de la prédica pragmática y materialista impuesta por el neoliberalismo con su idea de confrontación entre lo local y lo global, a favor de la neutralización de la idiosincrasia y la cultura nacional".
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