Las ejecutivas argentinas tienen, en promedio, 42 años, son casadas y con hijos, con estudios de posgrado en el país o en el exterior e inserción temprana en el mercado laboral, según una investigación realizada para el Simmon College entre ejecutivas de 50 empresas argentinas. El informe revela que un 34% de las consultadas tiene entre 31 y 40 años, un 41% está en la franja de los 41/50, un 6,2% tiene menos de 30 y el 18,7 supera los 50. El 64% realizó estudios de posgrado, lo cual concuerda con los datos que muestran el creciente incremento desde los 60 de la cantidad de matriculaciones universitarias femeninas. Según comentó la experta Lidia Heller, el grupo de mujeres entrevistado pertenece a aquellas con mayor potencial que desarrollaron sus carreras laborales desde edades tempranas, que comenzaron a trabajar mientras cursaban sus estudios universitarios, sin abandonar sus trabajo tras el nacimiento de sus hijos. Es importante destacar que el 62% de las entrevistadas son casadas, solamente el 7% son solteras y otro tanto divorciadas. "La ejecutiva argentina no resigna su vida familiar para el desarrollo de su carrera, pese a destinar largas horas para poder avanzar en las empresas donde trabajan", comentó Heller. Además, el 60% de las entrevistadas tiene hijos y la mayoría considera a su familia tanto o más importante que su trabajo. Así, expresa que no se siente bien si "la balanza" no está equilibrada, tanto por el lado del trabajo como por el de la familia. Del relevamiento surge que un alto porcentaje hizo esfuerzos importantes para compatibilizar los diferentes roles y "concientizar" a sus parejas de lo importante que era para ellas su trabajo. Entre las similitudes que se encuentran entre las ejecutivas figuran que se preocupan por conocer bien la organización donde actúan, incluidas las reglas formales e informales, asumen riesgos, enfrentan los desafíos y aprovechan las oportunidades que se les presentan. En cuanto a las formas de encarar las carreras profesionales y en los estilos de liderazgo que ejercen, surgen algunas diferencias entre adultas y jóvenes, ya que éstas últimas son más ambiciosas y agresivas, y buscan constantemente nuevas oportunidades. Son también más flexibles y adaptables a los continuos cambios que puedan surgir, más visibles dentro de las organizaciones donde actúan y menos pacientes.
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