El porcentaje de mujeres que ocupan los más altos niveles de dirección en las empresas es escaso en Argentina y, cuando lo hacen, en general se concentran en las gerencias de marketing, recursos humanos o relaciones públicas, según surge de un relevamiento realizado por una consultora privada. "A pesar de la masiva incorporación de la mujer al mercado laboral registrada durante la última década, los logros aún siguen siendo lentos, y esto se hace evidente al verificar la persistente desigualdad en los salarios y en el acceso a los cargos de decisión", indicó la especialista en temas de planificación y desarrollo de carrera, Lidia Heller. En la Argentina un 16 por ciento de las ejecutivas y managers son mujeres, según mediciones del 2002, y sólo siete mujeres ocupan posiciones en el board, lo que representa el 1,75 por ciento del total de empresas relevadas. En otros países de la región, se pueden apreciar estadísticas similares a las de Argentina, pero no sucede así con las mujeres en Colombia, El Salvador, Chile, México y Venezuela, que son los países que más avanzados se encuentran en este aspecto. De todos modos, las estadísticas de Estados Unidos aún se encuentran a la punta de la participación femenina en cargos directivos en empresas, con gran ventaja sobre el resto de los países del hemisferio. Si además se analizan las ramas de actividad donde es más frecuente encontrar mujeres ejecutivas y gerentes, sobre el total de cargos gerenciales, se observa que la mayor parte (24 por ciento) pertenece al sector de laboratorios, seguido por consultoría, auditoría y recursos humanos (21,5 por ciento) y tecnología y telecomunicaciones (15,5 por ciento). Pero otro dato se agrega a este panorama: la probabilidad de que el salario sea menor para una mujer que para un hombre en el mismo cargo sigue siendo alta en la Argentina, si bien esta desigualdad tiene características diferentes de acuerdo al tipo de empresas. Las cifras oficiales confirman esta apreciación: las mujeres, en promedio, ganan un 32,7 por ciento menos que los varones, y ocupan mayoritariamente trabajos de baja calidad, con perfil precario y hasta en negro, pese a tener un nivel educativo superior al de los hombres, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). "El tema salarial para las mujeres sigue siendo tabú, porque tradicionalmente no han puesto mucho énfasis en la remuneración sino que priorizaron logros y realizaciones profesionales", señaló la especialista. Pero para Heller también es verdad que pese a la presencia femenina cada vez más fuerte en los lugares de trabajo, las ejecutivas siguen enfrentando dificultades para ascender y sienten que están sujetas a mayores exigencias que sus pares varones. Entre los obstáculos señalan las actitudes y los prejuicios de sus colegas y superiores varones, la persistencia de estereotipos negativos sobre habilidades de las mujeres en cargos de decisión y, en algunos casos, las autolimitaciones provenientes de lograr un equilibrio entre vida laboral y vida familiar. En este aspecto, es importante considerar los resultados de estudios realizados en Europa y Estados Unidos, que revelan que la mayoría de las mujeres que se dedicaron completamente al trabajo y lograron desarrollar una carrera exitosa en el ámbito empresarial, hoy se preguntan si valió la pena. A diferencia de estos países, en la Argentina, un número importante de mujeres que llegaron al tope son casadas y tuvieron hijos desde los inicios de sus carreras. "Las mujeres argentinas que llegaron a puestos de poder no interrumpieron sus carreras y los problemas con sus parejas se negocian permanentemente, aunque ellas siguen siendo las principales responsables de la organización del hogar, delegando las tareas domésticas y el cuidado de los niños en personal calificado", comenta Heller. En una reciente investigación comparativa realizada en siete países de Latinoamérica, auspiciada por el Simmon School of Management, única escuela de negocios que cuenta con un MBA dedicado a preparar mujeres para desempeñar posiciones de liderazgo empresarial, se pudo analizar a ejecutivas argentinas de distintas profesiones y que trabajan en empresas de diversos sectores. La investigación permitió conocer mejor sus desarrollos de carreras y estilos de liderazgo de las mujeres que llegan a ocupar puestos directivos. El análisis del relevamiento permitió saber que las que se desempeñan en sectores más tradicionales, como son las empresas de servicios y las comerciales, responden a lo que se conoce como liderazgo femenino, es decir que son constructoras de equipos de trabajo, comparten información y anteponen la persona a la institución. En cambio, las que trabajan en sectores más duros o no tradicionales para las mujeres, como las industrias petroleras, aeronáuticas o automotrices, muestran un estilo de conducción más concordante con las pautas masculinas: son directas y frontales, cuando definen algo no suelen volverse atrás, enfrentan nuevos desafíos y tratan de evolucionar permanentemente. De todas formas, existen características comunes en las ejecutivas argentinas: todas poseen pasión por su trabajo, son exigidas, exigentes, muy organizadas y quieren superarse. Uno de sus principales incentivos es el logro resultados y se preocupan por fomentar el trabajo en equipo. Sin duda, es mucho lo que nos falta, pero es más lo que hemos avanzado, concluyó Heller, autora de los libros "Porqué llegan las que llegan" y "Las que vienen llegando".
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