Año CXXXVI
 Nº 49.796
Rosario,
sábado  29 de
marzo de 2003
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El artista ofrece un recital a solo piano hoy en el Parque de España
Ernesto Jodos: "La fusión con lo autóctono siempre me pareció algo bastante forzado"
Para el músico, uno de los pilares de la nueva movida jazzera porteña, el riesgo estético no te asegura trabajo

José L. Cavazza / La Capital

Ernesto Jodos, uno de los emergentes más claros de la nueva camada de músicos de jazz argentinos, se presenta hoy a las 21.30, en el auditorio del Parque de España, Sarmiento y el río, con un recital a solo piano. Sus últimos proyectos fueron de tocar junto al contrabajista Hernán Merlo, el guitarrista Guillermo Bazzola a participar en vivo con su piano en la obra "El zoo de cristal", además de comandar sus propios grupos, ya sea el sexteto con el que grabó un disco de excepción como el trío Cambio de Celda, con Martín Iannacone en cello y Sergio Verdinelli en percusión, con el que grabó su último álbum.
Jodos, que recibió el premio Clarín 2002 a la revelación de jazz, también grabó y tocó con músicos como Jeff Hirshfield, Donny McCaslin y Guillermo Klein. Tiene 30 años. A los 11 empezó a estudiar piano y a los 17 se fue a estudiar a Boston, al célebre Berklee College Music, a partir de una beca otorgada nada menos que por el vibrafonista Gary Burton.
-¿Cuáles son las ventajas y desventajas de un recital a solo piano?
-La ventaja mayor es que tocás como si estuvieras en el living de tu casa; podés buscar por distintos lugares sin depender de la reacción de los otros músicos. Esa misma ventaja se transforma en el mayor riesgo porque no hay otros músicos que te alimenten de ideas. Si estás algo cansado o desconcentrado se te hace más difícil tocar solo.
-Las distintas formaciones que integraste, (dúo, trío, quinteto y sexteto), ¿te hacen cambiar la mirada al jazz?
-Lo que me cambia un poco la mirada de la música y de la improvisación tiene más que ver con las personalidades que están tocando en el momento a mi lado que con el tipo de formación. Había un pianista holandés que decía que cuando te ponés a improvisar con alguien todas tus ideas musicales se ven destruidas por lo que el otro quiere tocar.
-El trío que formaste, por ejemplo tiene un cierto concepto camarístico... sobre todo por el timbre instrumental.
-Puede ser, porque el chello ayuda a crear esa imagen de algo menos popular (risas). Ese concepto también se ve bastante reflejado en los conciertos a solo piano. El trío fue una experiencia interesante, sobre todo por la metodología de trabajo. Quiero decir, nos juntábamos regularmente sin buscar ningún tipo de resultados.
-Esa tendencia a tocar libre, como una relectura del free jazz, hoy no parece tentar a muchos músicos en Argentina...
-No es tan así. Hay como toda una esfera de gente que toca free, aunque lo que no predomina es gente que venga de un jazz más tradicional y que toque con esa idea abierta del free jazz. Por otro lado, pasa lo mismo en la mayoría de los músicos que tocan free en cualquier parte del mundo, es decir, están formados y conocen cualquier tipo de estilo, por lo cual tocar libremente y sin ninguna atadura de formas no viene de una limitación sino de las ganas de expandirse musicalmente. Básicamente, me relaciono con la música de esa forma.
-¿Por dónde pasa lo autóctono en tu música?
-Tengo algunas malas experiencias con haber escuchado o tocado música de fusión con lo autóctono. Siempre me da la impresión de ser algo forzado, como que el planteo es previo a la investigación. Suena a "vamos a hacer algo con música argentina" en lugar de estar tocando y ver dónde aparece música argentina. Es como intentar buscar la misma solución que encontró otra gente, como por ejemplo, los músicos cubanos. En principio, creo que en mi música lo autóctono sale de una cuestión del fraseo, que es lo más difícil de frenar porque tiene que ver con el idioma, ya que nuestra cadencia al hablar es muy distinta a la de un norteamericano o un alemán. Uno tiende a frasear y tocar ritmos que, aunque no sean necesariamente tangos, tienen esa cadencia. Durante mucho tiempo yo luché contra eso para lograr un fraseo más jazzístico, pero hoy trato de dejar salir el fraseo natural.
-¿Desde el jazz se asume con más naturalidad los riesgos estéticos?
-Tradicionalmente sí, pero en estos últimos años la cosa se complicó bastante porque es como que el jazz se encuentra metido dentro del mercado, ocupando un espacio muy chiquito pero muy claro. Entonces, tiene mayor acceso lo que se hace con menos riesgo, por lo cual se vuelve más riesgoso, desde el punto de vista laboral, tocar asumiendo riesgos estéticos (risas).
-¿Sigue siendo marginal el jazz en Argentina?
-Como en todo el mundo es una minoría, sólo que en otros países el jazz tiene más cabida. En Argentina el jazz es un poco marginal, aunque está mejor que hace diez años, con mayor acceso a los medios y algo de apoyo de algunos estamentos estatales. De todos modos, yo me considero un músico marginal, no por una cuestión de ubicación geográfica sino por la música que hago.
-El pianista Adrián Iaies grabó su último disco en un sello multinacional, ¿eso abre pasos para el jazz argentino?
-Puede ser, aunque creo que para mí no. Por ejemplo, los músicos que más me interesan escuchar no graban para sellos multinacionales, aunque vivan en los Estados Unidos. Eso está diciendo algo. Que Adrián esté ahí le puede venir bien a una cantidad importante de músicos, y sí puede generar, de alguna manera, que la venta de los discos de jazz de sellos independientes mejoren.



El pianista dijo que no sueña grabar con una multinacional.
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