| | cartas La historia se repite
| Una vez más la historia se repite y el mundo entero observa estupefacto cómo el gigante del norte, la potencia económica y militar del planeta, atenta contra el orden mundial y traspasa los límites de la justicia y la legalidad, intentando explicarnos quiénes ocupan los roles protagónicos en la historia del bien y del mal. Este patrón de comportamiento, que se ha convertido en una constante a lo largo de la historia, y en particular desde el fin de la Guerra Fría, nos permite vislumbrar el fin de una era y la apertura de otra...la de la hipocresía sin precedentes. ¿Cómo explicar sino que un país que se dedica tanto a predicar la paz invocando los derechos humanos sea a su vez el responsable de una guerra espantosa que define rotundamente el desprecio por la vida humana? La respuesta que obtenemos de la Casa Blanca es tan absurda e infundada que pareciera tener como principal cometido exacerbar el repudio y el desdén que en gran parte del mundo existe hacia los EEUU. Nadie puede ser tan ingenuo como para pensar que ésta guerra se hace porque Saddam es un dictador que ha violado sistemáticamente los derechos de su pueblo. Debo aclarar también que bajo ningún punto de vista apruebo el comportamiento del líder iraquí. Saddam Hussein es un genocida que ha asesinado a miles de kurdos y chiítas en su territorio y debe ser castigado por eso, pero si aún fuese nada más que un dictador de pacotilla le sería muy fácil al presidente de los EEUU, "paladín de la justicia y la paz mundial", encubrir sus ambiciosos intereses pretendiendo estar preocupado por el pueblo iraquí. No olvidemos que Saddam es un genocida pero es un genocida en un país con importantísimas reservas de petróleo, motor de la economía estadounidense. ¿Por qué mejor no hurgamos en la historia para ver a lo que me refiero? Cuando en 1979 la revolución iraní y el Ayatolá Jomeini se perfilaban como una amenaza a los intereses "yanquis", esta gran nación, defensora de la libertad y la democracia, no dudó en apoyar a quien ahora resulta ser un monstruoso tirano y porque no la reencarnación del mismísimo führer, Adolf Hitler. Tampoco dudó en entrenar a Osama Bin Laden y al grupo talibán para combatir a la URSS durante la Guerra Fría. Esta es la historia de la hipocresía y de la falsedad, no nos dejemos engañar; tanto Bin Laden como Saddam han cometido crímenes atroces e inhumanos y merecen castigo pero ninguno se ha mostrado tan hipócrita como aquél que está jugando sin permiso a ser gendarme del mundo. Mi reflexión es la siguiente: si EEUU ha decidido intervenir en todo país que posea conexiones con el terrorismo y Al Qaeda posee vínculos con más de 60 países, ¿qué le depara al mundo en ésta nueva era? ¿Hasta cuándo el mundo tolerará vivir en un escenario de guerra y muertes constantes? Patricio Lagger
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