Luis Emilio Blanco / La Capital
San Carlos Centro. -Una humilde familia cuya hija dio a luz el 26 de enero pasado a un bebé, que murió a los ocho días, denunció por una serie de graves falencias a dos centros asistenciales públicos. Se trata de los hospitales Pedro Suchón, de San Carlos Centro, y el de niños Orlando Alassia, de Santa Fe. En el primero la situación derivó en un proceso judicial por mala praxis y deficiencia en los servicios contra los profesionales que atendieron al niño y a su progenitora. En el segundo se hará una demanda porque se cree que existió falta de asepsia en la aparatología utilizada para auxiliar a la criatura. Asimismo, reclamaron la urgente participación del ministro de Salud, Fernando Bondesío. "El diagnóstico de la muerte es asfixia perinatal causada por una bacteria que se encontraba en el hospital Alassia, pero por el estado en que llegó el paciente estimamos que se originó en un suceso anterior de mala praxis médica", aclaró el abogado Sergio Ledesma, patrocinante de la familia. Maira Robles, de 15 años, llegó al hospital sancarlino el viernes 17 de enero con pérdidas y contracciones pero recién se la hospitalizó al día siguiente para comenzar el trabajo de parto. "A las cinco de la tarde rompió bolsa y le hicieron tacto. Recién a las 20 la llevaron a la sala de partos, después los médicos se fueron porque tenían que ir a comer. A la una enfermera llamó al director del hospital para que autorice una cesárea. A las 10 de la noche nació Santiago Emanuel y el pediatra dijo que estaba bien. Más tarde pregunté cuándo me lo mostrarían y ahí anunciaron que tenía que permanecer en incubadora", contó Teresa Sanguinetti, madre de la parturienta, quien agregó: "Cuando lo vi, el bebé respiraba con dificultad pero las enfermeras dijeron que sólo respiraba profundo, que era normal". A la madrugada, el bebé se descompuso y las enfermeras le pusieron oxígeno hasta que se normalizó. "Mientras tanto, buscaron al médico de turno y no lo hallaron, según ellas tenía apagado el celular. A las 8.10 el niño tuvo el mismo problema, buscaron a los médicos y no los encontraron. A las 10 vinieron y nos dijeron que lo derivarían a Santa Fe para un control de rutina, pero que el bebé estaba sano", relató Sanguinetti. "Cuando subíamos a la ambulancia -prosiguió-, se descompuso otra vez. Un médico lo observó y me explicó que tenía convulsiones causadas por la tardanza en el parto. En el hospital Alassia, me dijeron que estaba grave, que sufría secuelas de un parto muy complicado. Ahí caí en la cuenta de que los médicos de San Carlos me mintieron". El niño murió el 26 de enero y, según Sanguinetti y su representante legal, la causa fue una infección hospitalaria provocada por la falta de asepsia en un respirador artificial. Por el caso también denunciaron falencias en cuanto a la atención de la joven madre. "A Maira le dieron el alta por teléfono, ni siquiera la revisaron. Al día siguiente de la cesárea le sacaron el suero y no le dieron ningún medicamento", relató la mujer. La muchacha y su madre se trasladaron a Santa Fe. El sábado Maira se descompuso y fue trasladada al hospital José María Cullen, donde le diagnosticaron una infección en el abdomen que motivó una intervención y después la hospitalizaron en San Carlos. Teresa relató que cuando le estaban por dar el alta el director del hospital la llamó para hablarle en su despacho. "Me dijo: lo que pasó, pasó. Ahora hay que pensar en Maira, si ella necesita ayuda, espiritual o económica, el hospital se hace cargo de todo. Pero le pido que no remueva más la mierda, en clara alusión al espacio que el caso comenzó a ocupar en la prensa local", relató. "Quisieron comprar mi silencio. Después el presidente del consejo de administración me ofreció una ayuda económica", agregó Teresa. También aseguró que mucha gente que está indignada por lo ocurrido le pidió que no deje las cosas como estaban, que pensara en que lo mismo podría ocurrirle a otros padres. "Eso me convenció para decidirme a denunciar los problemas que tuvimos", remarcó Sanguinetti. Después de esos hechos, buscó la asistencia del abogado Ledesma, quien tomó el caso y junto a un oficial de justicia secuestró la historia clínica de los pacientes y otros documentos.
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