El Papa Juan Pablo II amonestó ayer a la Iglesia Católica de América latina al pedirle que sea "más sencilla" para favorecer un mayor "acercamiento a las masas desheredadas", en un discurso pronunciado en el Vaticano. "Las estructuras y organizaciones, así como el estilo de vida eclesiástico, han de reflejar siempre el rostro sencillo de América latina para facilitar un mayor acercamiento a las masas desheredadas, a los indígenas, a los emigrantes y desplazados, a los obreros, a los marginados, a los enfermos, y, en general, a los que sufren", afirmó el Pontífice.
El discurso del jefe de la Iglesia católica fue pronunciado ante los participantes a la asamblea plenaria de la comisión pontificia para América latina, durante la cual se analizó la situación de la Iglesia en el continente más católico del mundo.
El Papa destacó en varias ocasiones durante su discurso la necesidad de que las estructuras de la iglesia de América latina se modernicen y agilicen.
A los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, el Sumo Pontífice pidió que trabajen con estructuras "sencillas, ágiles, sólo las indispensables, de forma que no agobien, sino que ayuden y faciliten el trabajo pastoral".
Mucha burocracia
El jefe de la Iglesia católica abordó uno de los grandes males de la Iglesia latinoamericana, su "excesiva burocratización" y pomposidad, y protestó por "la multiplicación de viajes y reuniones, así como el empleo innecesario de personas, tiempo y recursos económicos que podrían destinarse más bien a la acción directa del anuncio evangélico y a la atención de los necesitados".
Juan Pablo II, quien recordó que durante sus casi 25 años de pontificado ha viajado 18 veces a América latina, invitó a las jerarquías eclesiásticas de esos países, a ser más "eficaces, según las exigencias de los tiempos actuales".
"Es importante aprovechar todas las técnicas modernas para la evangelización, pero evitando una burocratización excesiva", agregó.
Los problemas citados por el Papa fueron detectados durante los encuentros mantenidos en los últimos dos años con motivo de las visitas "ad liminas" con los obispos de todos los países, a excepción de Colombia y México, programadas para más adelante.
A la Iglesia del llamado "continente de la esperanza", en particular a la brasileña, Juan Pablo II pidió que haga frente "al desafío" que representa la expansión de las sectas. "Una evangelización profunda es la clave para enfrentar el grave e insidioso problema de las sectas", afirmó.
Aconsejó a la Iglesia brasileña que renueve la manera de acoger a las comunidades eclesiásticas y desarrolle "formas adecuadas" para catequizar a los adultos.
Al término de su discurso, Su Santidad recordó que "desde que peregriné por primera vez al espléndido santuario guadalupano", el 29 de enero de 1979, la Virgen "ha guiado mis pasos en estos casi 25 años de servicio como Obispo de Roma y Pastor Universal de la Iglesia". (AFP)