De las críticas por la guerra en Irak ni siquiera se salva el rey Juan Carlos, la figura más respetada del ámbito político español. El monarca fue acusado tanto desde la Izquierda Unida (IU) como desde el Partido Nacionalista Vasco (PNV) de ser pasivo ante el conflicto y de no cumplir con su papel de jefe de Estado de todos los españoles. El más duro fue el portavoz parlamentario del PNV, Iñaki Anasagasti, quien calificó al monarca como un "tótem" que sólo sirve para inauguraciones, al tiempo que le reprochó "seguir a pies juntillas lo que dictan desde el Palacio de La Moncloa", sede de la presidencia del gobierno, actualmente en manos de José María Aznar, del conservador Partido Popular.
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