Washington. - La hipótesis optimista de Washington de un desmoronamiento rápido del régimen iraquí no se materializó y todos se preparan para la batalla de Bagdad.
Las informaciones sobre la muerte o la detención de soldados estadounidenses divulgadas el domingo arrojaron un balde de agua fría sobre el optimismo de los tres primeros días de guerra, alimentado por las imágenes de los bombardeos sobre Bagdad y de las tropas anglo-norteamericanas avanzando hacia la capital iraquí. Las nuevas muertes registradas ayer, la pérdida de un helicóptero Apache y la inesperada resistencia hallada en los enclaves del sur iraquí han cambiado bruscamente el panorama.
George W. Bush, sin embargo, comenzó a advertir a partir del sábado que "una campaña militar sobre un terreno árido podría ser más larga y difícil de lo que algunos previeron".
Reiteró esta prudencia el domingo, cuando declaró que "podía asegurar a los norteamericanos que hacemos muchos progresos, también puedo decirles que esto no es más que el inicio de un duro combate". El presidente Bush goza de un apoyo de la opinión pública estadounidense a la guerra contra Irak que asciende al 75%.
Las cadenas de televisión estadounidenses se decidieron finalmente a mostrar -con 24 horas de retraso- y brevemente las imágenes de soldados norteamericanos prisioneros. No obstante, se seguían negando a difundir las de los cadáveres.
Ninguna bienvenida iraquí
La administración Bush, sin embargo, deberá rectificar sus anteriores declaraciones en el sentido de que las tropas estadounidenses serían bienvenidas por una población iraquí liberada del yugo de Saddam Hussein.
"Pienso, como acaba de decir el general Franks (comandante de las tropas en Irak), que una de las cosas a las que asistimos, al menos por el momento, es que en ciertas ciudades liberadas hay un sentimiento de temor, que juega un papel en las primeras etapas de la operación", explicó dificultosamente ayer el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer.
"Ya se ven imágenes de júbilo de las personas liberadas. Pero ello está mezclado con un sentimiento de temor en algunas comunidades por no saber si Saddam Hussein tiene sus agentes detrás", agregó.
Este aspecto del conflicto es muy importante para la administración Bush, que las semanas anteriores al conflicto puso énfasis en el carácter liberador de la guerra en Irak, además del desarme del régimen de Saddam Hussein.
George W. Bush anunció ayer a los norteamericanos que la guerra costará 75.0000 millones de dólares, al recibir a los principales líderes del Congreso encargados del presupuesto.
Una cuenta de 75.000 millones
La prensa había pronosticado una cifra de entre 75 y 100.000 millones de dólares, cuando la economía estadounidense se muestra vacilante y el déficit presupuestario aumenta.
El Senado decidió la semana pasada recortar en 100.000 millones de dólares los 726 mil millones de reducciones de impuestos propuestas inicialmente por el presidente estadounidense, quien precisó que la diferencia serviría para financiar la guerra.
Tras pasar el primer fin de semana de guerra en la bucólica soledad de la casa de descanso oficial, en Camp David, George W. Bush se ocupará esta semana de las cuestiones mediáticas.
Hoy irá al Pentágono, sede del ministerio de Defensa de Estados Unidos, para explicar cómo piensa utilizar su presupuesto de guerra. El miércoles viajará a Tampa, en Florida (sur), para visitar allí la sede del Comando Central (Centcom).
"Pronunciará un discurso ante los soldados y las familias de los soldados de la coalición en el Centcom. Almorzará con las tropas en la base y luego volverá a Washington", señaló Ari Fleischer. El Centcom supervisa a las fuerzas estadounidenses en Medio Oriente y su jefe, el general Tommy Franks, está encargado de conducir la guerra en Irak. (AFP)