Las denuncias de casos de abuso sexual y violación de menores se duplicaron durante los últimos dos años en el sur de la provincia. El relevamiento responde a una evaluación que realizó el médico forense Gustavo Mancini, titular de la 3ª jurisdicción judicial que abarca el departamento General López y una parte de Caseros. En la mayoría de los casos, la denuncia no se realiza en la etapa "aguda", es decir, apenas sucede el sometimiento, sino cuando algún hecho irrumpe en la realidad de las víctimas y provoca cambios que posibilitan la denuncia. Por lo general son hechos de violaciones reiteradas que en algún momento salen a la luz ante un cambio de conducta de los menores, lo que suele detectarse en las escuelas o por los asistentes sociales, explicó el forense. En su opinión se trata de patologías familiares, "no son cuestiones tan secretas, a veces hasta llega a ser consentido por la madre y los hermanos que son amedrentados", describió. Según Mancini, los delitos sexuales que llegan a ser denunciados tienen una mayor incidencia en familias que viven hacinadas, en condiciones socioeconómicas humildes, donde a veces la imagen familiar está distorsionada. "A veces las hijas adolescentes suelen dormir en la misma pieza con el padrastro, que abusa de ellas bajo amenazas y/o presiones psicológicas", explicó. En otros casos, ante la pauperización económica, las mismas madres niegan o soportan el abuso para no perder el aporte económico del hombre. Según el forense, en los últimos dos años hubo unos 30 casos de abuso y violación de menores denunciados en el sur provincial. Y reforzó que en la mayoría, los victimarios son conocidos de los menores. Mancini explicó que los violadores suelen recuperar la libertad por falta de pruebas contundentes. "Lo que el juez nos pide es que examinemos a la víctima para detectar si hay signos agudos de violación, como los desgarros, pero si la denuncia se hace varios meses después, esos elementos no alcanzan como prueba·.
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