Santiago Baraldi (*)
Es sólo una cuestión de actitud, dice Fito Páez. Me banco perder, pero no así. En la previa, la lógica indicaba que era Central quien llegaba mejor y como toda ley de Murphy se cumplió. Pero no así de fácil. Quienes sufrimos debajo del Autotrol vimos al equipo totalmente desorientado. Con algunos chispazos de Vella y Rosales cuando se juntaban y encaraban por el lado de Talamonti. Nada más. Cuando Central se organizó y se decidió llegó la cabeza de Figueroa para marcar el primero y convencernos de que no habría de ahí en más posibilidad alguna de encontrar el partido. No tuvimos mediocampo. Marino estaba muy lejos de ser Popeye. Escondido siempre, falto de ideas, el enganche paseaba su parsimonia hasta la exasperación de la popular. Ponzio está lejos de ser el que era. Kmet no aportó y Domizi corría tapando baches ajenos. "¿Dónde está la bomba psicológica del Bambino?", preguntó alguien en la tribuna. "A estos no los levantamos ni que les mandemos a las canallitas al vestuario", agregó con humor otro en el entretiempo. "¿Sabés qué pasa, pibe? La culpa no es de Veira: en Ñuls todo está podrido hace mucho", sentenció un hincha sabio. Y comenzaba en el complemento la catástrofe, que pudo ser peor. Ñuls la sacó barata. Cada ataque canalla era un suplicio. Los desaciertos de la defensa fueron de terror. Domínguez, Grabinsky y Ré eran los hermanos macana. Ñuls de ayer anticipó la debacle que se viene si de manera urgente no hay un cambio. Pronto seremos los rojinegros los que estaremos sacando cuentas con los números del promedio. La ida de Fernando Crosa, por decisión del presidente Eduardo López a dos día del inicio del campeonato, pegó y duro en los planes del Bambino. La ausencia del capitán en la zaga complica el armado de una defensa hoy confundida. Las lesiones y fatigas de algunos jugadores preocupan, así como las luchas intestinas dentro del plantel erosionan la relación con el técnico. Con las divisiones menores desmanteladas, hay poco para rescatar en este Ñuls y, si hay un responsable, ese es su presidente. Da bronca perder como se perdió ayer en el Gigante. Los once mil leprosos que pusimos el pecho en Arroyito nos fuimos sin nada y preocupados por el futuro. Algo está podrido en Ñuls y el olor está por cumplir una década. Está en el pueblo rojinegro la decisión de cambiar el rumbo de la historia, un compromiso que habrá que asumir de aquí en más. (*) Periodista de LT8
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