Washington. - Sólo el tiempo dirá si son fundados o no los temores de que Estados Unidos tome represalias contra los países de América latina que se negaron a apoyar la guerra contra Irak, pero algunas voces ya están pidiendo castigos y reprimendas. "Se suponía que las «democracias» latinoamericanas eran adultas, y se comportarían como socios", comentó Mary Anastasia O'Grady en una columna que publicó The Wall Street Journal en su edición de ayer.
Pero con su postura contra la guerra desilusionaron a quienes las creían naciones "maduras", argumenta, ya que su política exterior no se guía por otra cosa que una "infantil obsesión acerca del imperialismo de Estados Unidos". Por lo tanto, recomienda a Washington "reexaminar sus políticas hacia la región".
La analista embate principalmente contra México y Chile, los dos países que se alinearon con Francia en el Consejo de Seguridad de la ONU, del cual son miembros no permanentes, una postura que debería "prender una luz en el radar estadounidense", dice. "Estados Unidos ha intentado ayudar a México a modernizarse a través del comercio, pero México sigue siendo una nación del tercer mundo con un presidente cuyo objetivo político más importante es la exportación de su propia gente".
Y sentencia que México "no ha sido amigo de Estados Unidos", al recordar la decisión de retirarse del Tratado de Rio (un acuerdo de asistencia militar mutua entre países del continente) y de haberlo hecho en el primer aniversario de los ataques terroristas del 11 de septiembre. Sobre Chile, dice que es una nación "que tiene la desgracia de ser liderada por un presidente socialista que todavía elogia a Lenin", en referencia al presidente Ricardo Lagos, y recomienda al Congreso no ratificar el Tratado de Libre Comercio bilateral que se terminó de negociar en enero pasado.
"Que Chile le venda vino a Francia"
"¿Por qué no acordar mejor con el dolarizado El Salvador o el confiable amigo Colombia?", plantea la columnista, haciendo referencia a los dos países que integraron la lista de 30 naciones que se alinearon desde un primer momento con Washington. "Dejen al señor Lagos venderle el vino chileno a Francia", recomienda. El resentimiento contra Francia ha llevado a los legisladores a cambiar el nombre de las papas fritas en los restoranes del Capitolio de "French fries" (fritas francesas) a "Freedom fries" (fritas libres), y a muchos hoteles a bajar la bandera azul, roja y blanca, entre otras muchas medidas a lo largo y ancho del país.
La intolerancia contra quienes se oponen a la guerra llevó a The Washington Post a publicar en su principal editorial de ayer una cita del ex presidente Theodore Roosevelt: "Anunciar que no puede haber críticas al presidente, o que hay que apoyar al presidente, esté en lo correcto o en el error, no sólo no es patriota y servil, sino moralmente una traición a la ciudadanía estadounidense".
La frase fue la respuesta del líder de los demócratas en el Senado, Tom Daschle, a los legisladores republicanos que lo mandaron a callar la boca en francés ("Fermez La Bouche, Monsieur Daschle") por haber criticado el fracaso diplomático del gobierno de Bush en conseguir el apoyo de la comunidad internacional para la guerra.
En Nueva York, guardias de seguridad dieron a elegir a un hombre entre quitarse su camiseta, que tenía la leyenda "Démosle una oportunidad a la paz", o ser arrestado. La lista de países aliados, que la administración Bush llama la "coalición de los dispuestos", está en expansión. A la fecha está integrada por 45 naciones, y de América latina, según la Casa Blanca, se añadieron tres: Costa Rica, Honduras y República Dominicana. (DPA)