Año CXXXVI
 Nº 49.789
Rosario,
sábado  22 de
marzo de 2003
Min 18º
Máx 26º
 
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Es el clásico, no una batalla

Gustavo Conti / Ovación

La vida o la muerte no se decide por un resultado. Esto no es la guerra moderna que tristemente presenciamos a diario por tevé, con imágenes cuidadas para que veamos lo que el poder quiera. Esto es fútbol, la alegría de un pueblo, la distensión, no la presión, la fiesta de una ciudad que debe ser vivida como tal más allá de quién gane. Los jugadores de Central y Newell's dieron un magnífico ejemplo de convivencia en los días previos, como por otra parte lo vienen haciendo en las últimas ediciones. Por iniciativa de Ovacion, pero por voluntad de ellos, se juntaron para desdramatizar el partido, para que no sea calificado ni de "choque", ni de "batalla", sólo de eternamente "especial" y "único" por su adrenalina, su competitividad y la sana cargada que ello supone. Nada más. O tanto como eso. Carbonari y Domizi, hoy los máximos referentes de canallas y leprosos, mostraron al resto cómo se debe actuar. Pero no sólo ellos, que son los más experimentados. También los más pibes, como Delgado y Rosales, entendieron de qué se trata la cosa. Si ellos, que son el centro del espectáculo, dejaron de lado las mezquindades, ¿por qué lo harían los hinchas que coparán el Gigante? La paz es posible. Rosario debe dar cuenta de ello, como lo hicieron Petaco, el Pájaro, el Chelito y Mauro. Claro que se puede.


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