Año CXXXVI
 Nº 49.788
Rosario,
viernes  21 de
marzo de 2003
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Guerra en el Golfo. Los habitantes de la capital reviven la pesadilla de 1991
Bagdad, resignada a los bombardeos
La ciudad vivió ayer un día extrañamente tranquilo antes de sumergirse en otra noche de ataques

Samia Nakhoul

Bagdad. - Sameh Mohammad, de 10 años, estaba en las calles de Bagdad comprando chocolate durante un paréntesis de la guerra que emprendió Estados Unidos contra Irak el jueves. "Mis papás me dijeron que ellos (los aviones estadounidenses) regresarán a la noche y que tenemos que volver al refugio", dijo el niño, feliz de tener su provisión de chocolate para la noche.
Nacido después de la Guerra del Golfo en 1991, Sameh relató su primera experiencia de guerra. "Mis papás me despertaron cuando empezaron a sonar las sirenas y me llevaron al refugio. Escuché el bombardeo y los ataques aéreos. Todos en el edificio bajamos (...). Estaba asustado. Mis papás me decían «no tengas miedo, ellos van a atacar y se van a ir y nada nos sucederá»", narró el niño. "Pero si un misil cae cerca, todo nuestro edificio se va a derrumbar", agregó, señalando el viejo edificio en ruinas donde vive junto a su familia.
Muchos iraquíes estaban aún en la cama cuando Estados Unidos comenzó la guerra para derrocar al presidente Saddam Hussein, pero otros muchos estaban en las mezquitas abocados a sus rezos matutinos pese a que Washington había advertido sobre posibles ataques a partir de las 4 de la mañana en Bagdad. Los bombardeos del jueves (medianoche de miércoles a jueves en Argentina) dejaron 14 heridos y un muerto, según el gobierno iraquí.
"Estábamos en la mezquita rezando cuando escuchamos el bombardeo. Todos empezaron a gritar "Allah Akbar" (Dios es el más grande). Rezamos para que nuestro país y nuestra gente esté a salvo e insultamos al mugriento Bush", dijo Abu Ahmed, un conductor. "Nadie quiere que este país sea atacado", agregó, mientras esperaba clientes deseosos de huir a Jordania. Explicó que llevaba "árabes pero no iraquíes debido a las restricciones impuestas por Jordania, que envió recientemente docenas de iraquíes de regreso a su país".
Los conductores de Siria y Jordania seguían trabajando como siempre y aseguran que no temen a la guerra. "No nos asustan, aunque trajeran 500.000 soldados, no lograrán atemorizarnos", desafiaron Ahmed, de 50 años. Algunos iraquíes sacaron ventaja de la pausa en el bombardeo para salir y hacer compras en panaderías, comercios de alimentos y farmacias.
En las calles, por las que transitaban soldados iraquíes vestidos con sus uniformes, también podían verse algunos niños jugando al fútbol.

"Cada día será peor"
Mientras mucha gente dijo sentirse aliviada debido a que los primeros ataques de Estados Unidos no fueron tan feroces como habían indicado las amenazas de Washington, otros expresaron sus temores por lo que podría suceder.
Algunos hablan de una guerra larga y agotadora. Muchos se dieron cuenta de que los ataques no eran la verdadera batalla para la que Estados Unidos se estaba preparando. "Fue un ataque limitado, preciso y quirúrgico, pero sabemos que se va a intensificar. Cada día será peor que el otro. Será una guerra larga porque Estados Unidos quiere ganar y eso va a llevar tiempo", pronosticó el propietario de un comercio de frutas y verduras, Jassem Khalaf, de 45 años.
"Los líderes van a luchar hasta que se derrame la última gota de sangre y no se van a rendir ante Bush", agregó. Muchas personas, que han vivido con la amarga experiencia de una guerra desde 1991 e incluso antes, con la guerra de Irán-Irak en 1980-1988, estaban terminando de hacer sus compras para regresar a sus casas antes de que cayera el sol, ante la certeza de que los ataques continuarán por la noche.
"Estuvimos viviendo en estado de guerra por demasiado tiempo. No podemos quedarnos todo el tiempo encerrados cuando ellos atacan. La vida no puede detenerse, sólo Dios sabe qué puede suceder. Ahora, mientras camino podría haber un ataque aéreo", dijo Saad Nawaf, propietario de una panadería.
Los iraquíes han lidiado con guerras y conflictos intermitentes durante 23 años y ahora pusieron el pecho una vez más. Muchos dijeron estar aliviados porque los misiles estadounidenses no habían destruido las estaciones de energía eléctrica y las plantas abastecedoras de agua, como en 1991, cuando debieron enfrentar la oscuridad y la sed.Muchos arremetieron contra lo que ellos ven como la injusticia de la guerra. "¿Cómo puede un país atacar a otro? ¿Dónde está la ley? ¿Cómo puede alguien actuar por un capricho? EEUU ataca e invade cuando quiere, nadie los detiene, ni la ONU ni ningún otro poder", protestó Ahmed Ibrahim, un taxista. (Reuters)



Aún arde la refinería Al Zaoura, en el sur de Bagdad.
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