"Señor policía, vengo a entregarme porque he cometido un pecado y no tengo perdón". Con esa confesión se entregó ayer en una comisaría del barrio Pueblo Nuevo, de Villa Gobernador Gálvez, un ex peón rural de 65 años que reconoció haber violado a sus hijas de 20 y 15 desde cinco años atrás. Según el relato de la mayor, a raíz de esa relación nació un niño que hoy tiene 4 años y es a la vez hijo y nieto del imputado. La situación quedó al descubierto la noche del lunes en una numerosa familia de 14 hermanos cuando una pastora evangélica fue a la casa a visitar a la menor de 15 años, quien le reveló que su padre abusaba de ella desde niña. Cuando los otros hijos se enteraron, reaccionaron con indignación e increparon al padre, quien les respondió: "Ahora que ustedes lo saben me voy a tener que entregar. Esperen que dentro de un rato voy a ir a la comisaría". Esa misma noche las dos jóvenes abusadas, E., de 15 años, y L., de 20, se dirigieron acompañadas por un hermano a la seccional 25ª de Pueblo Nuevo. Se presentaron a las 3 de la madrugada y anunciaron que por una "cuestión familiar" habían decidido, entre todos los hermanos, radicar una denuncia contra su padre porque en distintas oportunidades había abusado de las dos hermanas. Cuando aún no habían terminado de hablar con el encargado de la guardia se presentó en la dependencia el padre de las jóvenes, F.A.B., de 65 años, quien confesó las violaciones y se entregó. El caso fue derivado al Centro de Atención a la Víctima de Delitos Sexuales, a cargo de Mariel Arévalo, donde las dos jóvenes declararon que eran abusadas por vía anal y vaginal desde que tenían 15 y 10 años. La joven de 20, que ahora vive en pareja y tuvo un bebé, indicó además que a raíz de esas relaciones nació un hijo de 4 años. El médico forense detectó hábito de coito anal y vaginal en la menor de 15 años. "Si hubo un pacto de silencio fue implícito. En realidad nadie hablaba del tema en la familia aunque todos sospechaban", indicó una fuente del caso. Con el consentimiento del juzgado de Menores, y haciendo lugar a un pedido de la menor, la chica de 15 años fue entregada en guarda a uno de sus hermanos mayores. El imputado, por su parte, "en todo momento admitió los hechos. En el caso de la más grande dijo que cuando tenía 15 años comenzó con juegos sexuales y toqueteos hasta que terminó penetrándola", reveló la fuente. Con respecto al hijo que nació del incesto, dijo que "pensaba en la posibilidad de que el hijo fuera suyo, pero como no se hablaba del tema pensó que su hija quedó embarazada de otro hombre". El acusado recibe un plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados y llegó a Rosario con su esposa en 1978. Primero vivieron en un campo y luego el hombre empezó a trabajar en el frigorífico Sugarosa, por lo que se radicaron en Villa Gobernador Gálvez. De acuerdo con las fuentes, F.A.B. declaró que "en vida de su mujer nunca abusó de las chicas. Dijo que empezó a tocarlas y besarlas porque las quería hacer gozar". La labor de la iglesia evangélica adonde acude la familia fue clave para esclarecer el caso. Al parecer el pastor sospechó y por eso envió a su esposa a hablar con la menor. Según las víctimas, ambas eran violadas preferentemente de noche, cuando los hermanos salían a bailar o no había nadie en la casa. Ninguna de las dos sabía que la otra era sometida. La mayor denunció que el padre la amenazaba con matar a la más chica si hablaba de los abusos.
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