Bagdad. - Saddam Hussein dijo que es "una gran mentira" que Irak todavía cuente con armas prohibidas y acusó a Estados Unidos de autoproclamarse el juez del mundo. También amenazó con extender la guerra a "todo el mundo".
"¿Quién ha nombrado a Estados Unidos para que sea el injusto juez del mundo de forma que pueda decir si este país tiene un arma de cierto alcance que debería destruir?", preguntó Hussein ante un grupo de oficiales militares en una reunión transmitida por la televisión estatal.
Hussein también dijo que Estados Unidos estaba "permitiendo a los (países) de mala voluntad como la entidad sionista (por Israel) producir toda clase de armas. Toda persona tiene el derecho de preguntarles: ¿quién los ha nombrado para que nos juzgue?", declaró Hussein.
El presidente iraquí dijo que peleará "en cualquier parte del mundo" si Estados Unidos invade su país. "Cuando el enemigo inicia una guerra a gran escala debería darse cuenta que la batalla entre nosotros se librará donde sea que haya cielo, tierra y agua, en cualquier parte del mundo".
Mientras tanto, el ministro iraquí de Relaciones Exteriores, Naji Sabri, afirmó que las autoridades en Bagdad ya se estaban preparando para una guerra inminente con Estados Unidos y distribuyeron entre la población raciones de alimentos para que alcancen por más de cinco meses.
Críticas del Vaticano
El enviado de paz del Papa Juan Pablo II dijo que la cumbre de emergencia sobre Iraq entre Estados Unidos, Gran Bretaña y España en las islas Azores no es un paso apropiado.
El cardenal Pío Laghi, enviado por el Papa a Washington la semana pasada para exhortar al presidente George W. Bush a evitar una guerra con Irak, alentó a las tres naciones a preservar la paz en lugar de preparar la guerra. "Tres países se están reuniendo en las Azores, sólo tres, y eso está mal", dijo Laghi, ex embajador en Estados Unidos y amigo personal de la familia Bush, al diario italiano Corriere della Sera.
"¿Es un consejo de guerra o un consejo de paz?...", dijo Laghi.
Pero el cardenal añadió que los miembros del Consejo de Seguridad que se oponen a la guerra debían compartir también algo de culpa por debilitar a las Naciones Unidas y reducir las presiones sobre Bagdad para que se desarme.