Bagdad. - Tres argentinos, un modelo y dos fotógrafos, que fueron a Bagdad junto a centenares de voluntarios, se convirtieron en "escudos humanos" contra la guerra y ahora custodian una refinería de petróleo en Irak. El modelo Rodrigo Doxandabarat, y los fotógrafos Juan Ferrari y Francisco "Pan cho" Ciavaglia, vivían en Europa en busca de desarrollo profesional y, sin conocerse, coincidieron en la necesidad de "hacer algo para oponerse a la guerra en Irak", relataron en Bagdad. Así, se sumaron al grupo Human Shields, una de las organizaciones pacifistas que promueven que viajen occidentales a Bagdad para proteger a los civiles iraquíes de un posible bombardeo estadounidense.
En momentos en que Washington y Londres concentran fuerzas en el golfo Pérsico para un posible ataque contra Irak, numerosos pacifistas llegan al país árabe para convertirse en "escudos humanos" de la población civil, que consideran llevaría la peor parte en una guerra.
Los jóvenes argentinos realizan durante el día marchas contra la guerra y tareas humanitarias en escuelas y hospitales, mientras que por las noches duermen en un container acondicionado como vivienda dentro de una refinería de petróleo en las afueras de Bagdad. "Formamos parte de un grupo de diez compañeros que estamos aquí para que no bombardeen esta planta, esencial para la electricidad y el agua de los cinco millones de personas que viven en Bagdad", contó Ciavaglia, instalado en la puerta de la refinería de petróleo de Daura, a unos 20 kilómetros del centro de Bagdad. Al explicar porqué está tan lejos de la empobrecida Argentina, explicó que "allá EEUU ya ganó, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya se impuso. Acá todavía no pudieron. Por eso es que estoy en Irak", dijo el fotógrafo.
"Intentamos parar la guerra, pero si no se para, queremos que el resto de la humanidad se entere de que acá hay un pueblo, que muchos van a morir y no queremos que suceda", agregó Ciavaglia, que actualmente se desempeña como barman en una disco de Barcelona. El joven lamentó que si bien "esto se creó con la intención de que vinieran miles y miles a parar la guerra, no se logró ese objetivo: no somos miles", dijo, si no aproximadamente unas 150 ó 200 personas de todo el mundo, que incluyen desde profesionales a amas de casa.
De modelo a pacifista
Doxandabarat, el modelo bonaerense que hasta hace dos semanas desfilaba ropa en Milán para una agencia internacional, explicó que esa actividad "es sólo un trabajo" pero "la vida pasa por otro lado". "No pude resistir no hacer nada ante la increíble agresión que está por cometer EEUU. No lo pensé más. Sentí necesidad de estar", contó el apuesto argentino de 26 años. "No hay trabajo que pueda compensar esta experiencia de vida que me da la oportunidad de ayudar a los más desprotegidos en el planeta en este momento, que son los chicos y las mujeres iraquíes", insistió.
En tanto Ferrari, de 26 años, reveló que ésta era "la mejor idea porque juntaba mis dos preocupaciones: la fotografía y la ayuda social".
Los tres argentinos viajaron a Bagdad en diferentes contingentes que sumaron más de 600 personas en los últimos tres meses con la intención de convertirse en escudos humanos para proteger hospitales, escuelas y barrios civiles. Pero el gobierno iraquí los obligó a agruparse en otro tipo de objetivos: la central eléctrica, la de teléfonos, una planta potabilizadora, silos y refinerías de petróleo, lo que provocó la partida de los dirigentes de Human Shields, por lo que sólo quedan 150 voluntarios.
"Los iraquíes viven el día a día. No se percibe una gran preocupación por la guerra, pero yo creo que tienen mucha angustia, aunque confían en su religión y en su dios. Dicen que Alá es grande y los va a salvar", contó Ferrari. "Los preparativos que se ven en las calles son muy precarios. Lo único que se ven son parapetos levantados con bolsas de arena o tierra que parecen no servir para nada", prosiguió.
"En los hospitales tampoco se preparan para una emergencia. Siguen el mismo ritmo de antes, aunque también están muy limitados en sus posibilidades por el bloqueo económico" impuesto a Irak tras la guerra del Golfo, en 1991, agregó Ferrari. "Mi familia no sabía nada, me imagino que se deben estar enterando ahora. Todavía no pude hablar con ello, pero ya lo voy a hacer y estoy seguro de que van a entender", concluyó. (AFP y Télam)