Fernando Toloza / La Capital
Mar del Plata (enviado especial).- La exhibición de "Valentín", de Alejandro Agresti, cerró ayer la sección oficial del encuentro, cuyos premios se dan a conocer hoy. Sin embargo, la película del realizador argentino quedó afuera de la competencia por el Ombú de Oro, el máximo galardón del encuentro. En la disputa, de la que intervienen quince filmes, no hay favoritas, y la última posibilidad de que hubiese al menos una se desvaneció con la sanción recibida por "Valentín". La nueva película de Alejandro Agresti cuenta la vida de un chico de 8 años cuyos padres se han separado, en muy malos términos, y lo envían a vivir con su abuela, interpretada por Carmen Maura. Valentín, el chico en cuestión, sueña con ser astronauta, y es bizco, aunque esto parece no afectarlo mucho. El filme muestra la relación de chico con su abuela, y sigue los pasos del pequeño en sus breves incursiones por el mundo, sea en la escuela, en la casa de un vecino músico, en una plaza con la novia de su papá (interpretado por Agresti), paseando en el carro del verdulero. "Valentín" tiene un fuerte tono nostálgico. Retrata el fin de los años sesenta en la Argentina y logra crear la sensación de que aquel era un mundo totalmente distinto, bastante naïf. Y esa calidad naïf al parecer preocupó a Agresti, quien incluyó en su película una escena con un cura que predica las enseñanzas del Che Guevara. La escena es curiosa, pero resulta un zurcido para evitar críticas, las críticas que podrían haberlo acusado de ver los sesenta desde una torre de marfil, por más que sea la torre del sufrimiento interior de un niño que se siente en el medio de un vendaval afectivo. "El fondo del mar", de Damián Szifrón, es una película entretenida, pero un poco liviana para llevarse el premio del festival. Quizá lo mejor sea la gran actuación de Gustavo Garzón, que bien merece llevarse el premio de actor, aunque se trate de un rol secundario. Dolores Fonzi está para el olvido, y Daniel Hendler tiene algunos buenos momentos, pero otros en los que uno se pregunta por qué no actúa al menos un poco. "Le loup de la Cote Ouest", del argentino radicado en Francia Hugo Santiago, es una película fría, de maqueta, con un distanciamiento que parece heredero de Alain Robbe Grillet y la escuela objetivista francesa más que del cine de la Nouvelle Vague. La coreana "Wanee y Junah", de Kim Yong-Gyun, puede, en este contexto convertirse en una de las favoritas, junto a "The Barbecue People", "Facing the Truh" y "Volverás", con alguna chance para "Bug" y "Separaciones". "Wanne y Junah" aborda una historia engañosamente sencilla. Una joven pareja vive momentos de incertidumbre en su relación, que de poco revelarán que hay detrás de todo eso. Wanne vivió enamorada durante la adolescencia de su hermanastro y esa pasión aún marca su presenta, cuando el medio hermano, que estuvo estudiando en Europa, decide volver a Corea. El filme es muy sutil y consigue transmitir el estado de culpa y nostalgia de la muchacha. "The Barbecue People", de los israelíes David Ofek y Yossi Madmony, aprovecha el humo y el alcohol de una fiesta para que una familia intente arreglar sus diferencias y reconciliarse con su pasado, que incluye la llegada de Irak de los primeros miembros de la familia. Un crimen cambia las cosas, pero en la mira sigue la búsqueda de un futuro mejor. La película tiene chances por la forma de narrar la historia, por algo de la temática que aborda, y por la simpatía que en general, despiertan las reuniones de familia. "Facing the Truh", de Nils Malmros, tiene posibilidades. Se animó con el blanco y negro, y retrata las maquinaciones del poder y el dilema ético de las personas cercanas a él. Aunque su clasicismo tal vez le juegue en contra. "Bug" y "Separaciones" son dos filmes entretenidos, y su intención es mostrar que la vida, a pesar de todo, vale la pena. Otra de las películas que cuenta con alguna chance de llevarse premios es la finlandesa "Blue Corner", de Matti Ijas. El filme cuenta la historia de tres generaciones de una familia en la que todos han sido boxeadores. La mezcla de humor fuerte y nostalgia puede ser la llave para algún premio, además de que Ijas ya ganó en 1999 el premio especial del jurado del Festival de Mar del Plata por su película "A ciegas". Por último, "Volverás", de Antonio Chavarrías y con Tristán Ulloa, indaga en la relación entre dos hermanos. Durante cinco años Carlos e Ignacio no se han visto. Son hijos de una familia rica, pero Carlos eligió la vida aventurera e Ignacio seguir con la tradición familiar. El encuentro se revela como una amenaza para Ignacio, que el filme transmite en forma correcta, haciendo que el espectador quiera llegar hasta el final de la historia. De todas maneras, el jurado puede dar una sorpresa y elegir alguna de las películas que menos suenan, aunque la composición predominantemente iberoamericana hace pensar que el premio puede andar por el lado de una película de ese origen.
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