Nueva York. -Las decisiones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se toman por la vía de resoluciones aprobadas durante votaciones a mano alzada que son públicas.
Los quince miembros (cinco permanentes y diez elegidos por dos años por la asamblea general, la mitad de los cuales se renueva cada año) pueden votar "a favor", "en contra" o abstenerse.
También tienen la posibilidad -muy raramente usada- de dejar el asiento vacío en el momento de la votación.
Si alguno o varios de los cinco miembros permanentes (Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, Francia y China) votan "en contra" de una resolución, su decisión se convierte en un veto, en el caso de que la resolución obtenga los votos necesarios para ser aprobada. En otras palabras: una resolución podría tener 15 votos a favor, pero basta un "no" de alguno de los cinco permanentes para mandarla al cesto de la basura. En cambio, el "no" de uno de los diez miembros rotativos sólo resta un voto a la resolución en discusión. Esto ha provocado tradicionalmente críticas al mecanismo de veto.
Para ser aprobada, una resolución debe obtener al menos nueve votos y además no ser vetada.
Pero tras su presentación, un proyecto de resolución no necesariamente es objeto de votación. Unicamente los países que presentan un proyecto pueden pedir que sea sometido a votación.
El segundo proyecto de resolución sobre Irak fue presentado por Estados Unidos, Gran Bretaña y España el 24 de febrero, y por el momento estos tres países no pidieron que sea sometido a votación. No están obligados a hacerlo si piensan que no obtendrán la mayoría necesaria para su aprobación.
El proyecto de resolución del 24 de febrero afirma que "Irak perdió la última oportunidad que se le ofreció en la resolución 1441", del 8 de noviembre, y de esa forma abre la vía a una operación militar en Irak.Además de los cinco miembros permanentes, los diez no permanentes del Consejo son este año España, Bulgaria, Camerún, Angola, Guinea, México, Chile, Pakistán, Siria y Alemania. (AFP)
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La Ciudad
