José M. Petunchi / La Capital
No hay sensaciones comparables a la ilusión. Que sacudan, que despierten muecas de nerviosismo y tensión. Ni tampoco que impidan entusiasmarse con situaciones ideales. Esto lo puede certificar el hincha de Central, que arrancó el torneo Clausura con la mente puesta en sumar en la tabla que más le preocupa: la de los promedios, y que hoy, con cuatro partidos jugados, está invicto y goza de la punta del certamen, junto a Racing. Una situación casi ideal. ¿Por qué casi, si está puntero? Porque el objetivo de máxima es escaparle a la zona caliente del descenso. Una vez cumplida esa meta, todo lo que venga es bienvenido. Mientras tanto, si no quiere correr riesgos evitables, no puede perder de vista el verdadero objetivo. Una meta que parece surrealista cuando se mira la tabla de posiciones, pero que contrasta y se hace evidente cuando se repasa que, pese a los buenos resultados que logró, sigue estando en la promoción, aunque mucho mejor posicionado que al inicio del certamen. Ya dejó atrás, en el descenso directo, a Huracán (le sacó 5 puntos) y Chicago, alcanzó la línea de Unión (le llevaba dos) y le descontó 6 a Talleres (está a dos) y quedó muy cerquita de Olimpo, aunque los bahienses suman directo. Además, y sin entrar en odiosas comparaciones, Central ya pasó por una situación similar en el Apertura, con los desafortunados resultados conocidos por todos y que también contribuyeron a que los canallas estén donde están. En ese torneo, en el que estuvo puntero hasta la 6ª fecha, pareció confundir el objetivo y terminó perdiendo el norte, aunque no se puede decir que el final de la historia haya sido sorpresivo, precisamente. Claro, que a diferencia de aquel torneo, este equipo que despliega menos fútbol que aquel, tiene sin embargo la misma ambición y las cosas más claras, por lo que se supone no tropezará con la misma piedra. El futuro está en sus manos. El objetivo es claro y la meta excluyente: permanecer en primera. Si sigue haciendo las cosas bien, seguramente no tendrá problemas y podrá ilusionarse con metas más ambiciosas. Pero para eso hay tiempo.
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