Sandra Cicaré / La Capital
¿Adónde poner la plata? Una decisión para nada fácil en la Argentina de estos días donde el sistema financiero está desmantelado y sobre el que pesa una fuerte crisis de confianza. Pese a eso, la rueda de la economía siguió girando durante 2002 y muchos pequeños y medianos inversores hoy se encuentran con algunos pesos -que quizás hace unos años fueron dólares- y están buscando alternativas para evitar dejarlos debajo del colchón. Teniendo en cuenta que la fuga hacia el billete verde por estos días no es una de las opciones más atractivas y que el escenario pre electoral sigue tiñendo de incertidumbre la situación del país, un grupo de economistas y asesores consultados por La Capital , recomendó un menú de opciones para aquellas personas que hoy se encuentran en el bolsillo con entre treinta y cien mil pesos y están dispuestos a hacerlos reproducir. A la hora de pensar en rendimientos de corto plazo, habida cuenta que nadie sabe lo que puede suceder en pocos meses con el futuro del país, los especialistas, en general, siguen recomendando las opciones financieras como una salida más rápida y rentable. Así es como aconsejan invertir en acciones, en Letras del Banco Central (Lebac), en valores de corto plazo (una metodología similar a las obligaciones negociables) , fideicomisos y hasta en plazos fijos bancarios. De todos modos, la diversificación del portafolio de inversiones sigue siendo un consejo de todos. En el caso de las inversiones directas, las opiniones son encontradas. Están quienes creen que es posible colocar esa suma de dinero en el montaje de una pequeña empresa o microemprendimiento productivo, aunque hacen la salvedad de que sólo prosperará si se suman inversores, debido al poco alcance de este monto de capital. Por otra parte, esto demanda pensar en el factor tiempo como una cuestión clave. Así todo, tanto impulsores como detractores recomiendan que este tipo de acciones estén ligadas con sectores vinculados a la sustitución de importación o exportaciones, los únicos que demostraron dar resultados en el último año en la Argentina. Sucede que la ausencia de crédito se transformó en el talón de Aquiles de cualquier proyecto sustentable en el tiempo y en estos días atenta no sólo contra el futuro de la inversión sino también amenaza con corroer el poco capital que se coloca en la iniciativa. "Creo que la inversión productiva directa requiere, para que sea rentable y medianamente razonable, la conjunción de voluntades", indicó el economista Jorge Bertero. En este sentido, apuntó que "si una persona tiene 100 mil pesos para llevar adelante una empresa, en una economía moderna, debe pensar en un proyecto que sea rentable y sustentable en el tiempo y recordar que cuando uno se mete en una inversión directa no puede salir de un día para otro". De este modo, Bertero explicó que es necesario "hacer un proyecto y un plan de negocios", y nunca dejar de lado "el capital y su proyección en el tiempo". Así, frente a una suma de dinero de esas características recomendó la asociación, ya que muchas experiencias de microemprendimientos productivos del tipo caracoles, miel, lombrices, etcétera, se generaron con montos de ese nivel e incluso inferiores pero tropezaron con la falta de fondos a la hora de expandirse o encarar actividades de exportación. En el caso de tomar por este camino, los analistas consultados por este diario se inclinaron por encarar rubros ligados a la agroindustria, el campo y todo lo relacionado con sustitución de importaciones o directamente la exportación. "Negocios en pesos hay muchos y los proyectos que tengan que ver con sustitución de importaciones o los más ligados a la exportación, esos son los recomendables", explicó Salvador Di Stéfano, del Instituto de Estudios Económicos (IEE) de Fundación Libertad. Pese a eso, no se mostró partidario de estas opciones como la mejor salida para un inversor que tiene entre 30 y 100 mil pesos. "Hoy por los costos en dólares en la Argentina poner una industria luciría aconsejable, sólo que en el país hay tamaña inseguridad jurídica, fiscal, económica, que hace desechar cualquier intento de este tipo", indicó Di Stéfano. "De golpe te ponen una ley nueva, o contratás trabajadores y el gobierno extiende por tiempo indefinido la doble indemnización y todo eso representa una amenaza", dijo el especialista de Fundación Libertad, para quien "aunque el negocio sea rentable en pesos, hay mucha incertidumbre y contingencia". A su criterio, también la construcción es un excelente negocio, "pero hay que tener en cuenta que un edificio se hace en un año y medio y ahí juega el factor precio, que en este país cambia con el tiempo". Además, "nadie puede saber qué estructura social tendrá dentro de un año para colocar la mercadería cuando la termine", reflexionó. Por esta razón, hay muy pocos que se lanzan a la inversión productiva como forma de hacer multiplicar sus pesos en esta coyuntura económica y política preelectoral. "Hoy se encaran inversiones defensivas o financieras", reflexionó el economista Eduardo Remolins. A su juicio, "la gente se defiende y se refugia en los dólares y todo aquello ligado a lo productivo está relacionado al campo o a la exportación", dijo Remolins y en ese segmento, lo estrictamente vinculado con los servicios no tradicionales ligados a la actividad agropecuaria". Frente a un escenario que parece darle las espaldas a la posibilidad de encarar un proyecto productivo de mediano plazo, quienes hoy se encuentran con un capital en pesos, en la mayoría de los casos fruto de haber ahorrado bajo el colchón o tras la apertura del corralón, tienen ante sí la posibilidad de seguir apostando por los instrumentos financieros para obtener rentas en poco tiempo. Estos, a diferencia de los tradicionales que generalmente ofrecían los bancos, ahora son más diversos y tienen la característica de instrumentos de corto plazo, no sólo por la estructura propia de la economía argentina sino además por la propia demanda de los clientes, que no quieren arriesgar su capital y quedar atrapados. "Hoy hay opciones como las colocaciones en pesos en plazos fijos que, aunque las tasas cayeron bastante, rondan el dos por ciento mensual", dijo Miguel Molfino de la consultora Deloitte & Touche. También incluyó dentro del paquete a las Lebac, que están cotizando menos pero son una alternativa. Otro plato en el menú de los analistas lo sigue constituyendo las acciones en la Bolsa. "Hoy la Bolsa argentina ronda los 600 puntos de Merval, que en términos de dólares representa unos u$s 187", explicó Bertero, para quien las empresas que allí cotizan "tienen buen flujo pese a que sus balances fueron malos y estuvieron afectadas por la crisis de endeudamiento". En este punto, aclaró que hubo muchas compañías ligadas a la sustitución de importaciones de los rubros productos agroquímicos, vidrios y cristales (que suplantaron al PVC), acerías y todas las alimenticias y vinculadas con el campo que incrementaron sus utilidades por el nivel de precios relativos y ante un escenario donde aún las tarifas no subieron sustancialmente. De todos modos, a la hora de "jugar en la Bolsa" o echar mano de los instrumentos financieros, siempre es importante pensar en la diversificación. "Hay que diversificar un portafolio y no meterse en una sola cosa, hacer una canastita", explicó Molfino. En el terreno de las sugerencias el analista de D&T también hizo referencia a los valores representativos de deuda de corto plazo (VCP) que emiten las sociedades, tienen una plazo de amortización de hasta un año y se ofrecen públicamente. Sólo que para acceder a ellos, quienes lo intenten deben ser inversores calificados, es decir registrados como agentes, sociedades o incluso AFJP. De todos modos, un particular puede hacerlo a través de un agente de bolsa que le maneje sus inversiones, como ocurre con el caso de las acciones. Por otra parte, una opción a la que también se puede recurrir es formar parte de un fideicomiso financiero para préstamos de consumo, que son los que más abundan en el mercado. Para los analistas, los títulos públicos son también una opción a mano del pequeño y mediano inversor. Tanto aquellos defaulteados como los que se emitieron después del default. Aquí algunos hacen referencia a la posibilidad de que -como se rumoreó en el mercado en el último tiempo- pueda surgir una reedición del plan canje de automotores para los Boden 2012 que podría beneficiar con un 27% de descuento al inversor, como también otra alternativa que aún está un poco más verde y sería un plan canje ligado a la industria de la construcción. En cuanto a los bonos en default, los economistas creen que en algún momento la Argentina presentará una solución a este tema, que de hecho no es para nada sencilla como por ejemplo fue el caso ruso con pocos papeles emitidos, ya que el país tiene alrededor de 180 títulos en cesación de pagos. "No dejaría de incluir esta alternativa", dijo Bertero "en la medida que el país presente un plan razonable", porque si bien "hoy cotizan al 20 por ciento de su valor pueden pasar en un plazo mediato a un 30 por ciento", agregó. "Esta economía devaluada genera brillantes negocios a quienes tienen mucho dinero y para los que tienen poco no genera oportunidades sustentables", dijo en un tono escéptico Di Stéfano. Para el analista, para que haya negocios, "deben existir tres variables: I (inversión), C (crédito) y C (consumo) ICC, y esto está ausente en la Argentina de hoy". Además, "hoy el país tiene tres problemas: primero, el gobierno nacional no paga la deuda, segundo, no deja que los privados paguen su deuda externa, y tercero, regula el mercado de cambio, ante esto, nadie pone plata en Argentina", dijo el especialista, para quien incluso las colocaciones en plazos fijos cortos -que a su criterio dan un buen rendimiento- están amenazados por el precio futuro del dólar. En el mismo escenario de incertidumbre situó a la inversión productiva. "Por ejemplo, me pongo a producir piñones para bicicletas, hoy tengo un determinado precio de gas, electricidad e insumos para poder vender. Ahora, ¿cuál va ser precio de esto tres componentes del costo cuando se flexibilicen las tarifas y se desregule el mercado?", interrogó el analista, y concluyó: "Hoy en el país no hay certezas". La ausencia de crédito tras la crisis financiera trastocó el esquema de relaciones económicas en la Argentina. "Al no haber crédito no existe la contracara que es la inversión", reflexionó Molfino (D&T) y por ende, no existen muchos instrumentos a los cuales recurrir para destinar excedentes. Por lo tanto, las previsiones para este año electoral y el que sigue son que "aparezca la demanda de crédito una vez que la incertidumbre se haya reducido". Un claro ejemplo de que la demanda de divisas se congeló lo constituyó el campo, quizás el sector más dinamizador de la economía argentina del último año y el que mejores utilidades obtuvo. En este segmento prácticamente no hubo requerimientos de financiamiento, coinciden los analistas y quienes se endeudaron lo hicieron a plazos de cosecha y con la moneda cereal. Todos estiman que este año las cosas pueden cambiar y en función de la fuerte presión fiscal que está soportando el sector, especialmente ligadas a la liquidación de ganancias, la demanda de financiamiento se reactive. Otra muestra la constituyeron los fideicomisos, muchos de los cuales fueron harto planeados y no llegaron a concretarse. Pero para que la demanda vuelva a florecer, la oferta tiene que ponerse a tono. Hoy por hoy los bancos están prácticamente ausentes. "Dejaron de cumplir su función primordial de ser intermediarios entre la oferta y la demanda de dinero", dijo Molfino. Y los que operan en el mercado a pesar de la crisis de desconfianza con la que cargan, sólo están ofreciendo alternativas crediticias de cortísimo plazo como el descubierto en cuenta corriente o la negociación de valores (cheques). Esto no es caprichoso, en rigor, las entidades sólo reciben fondos por plazos muy cortos que imposibilitan cualquier estrategia de préstamos medianamente razonable. Aunque algunos sectores comenzaron a dar signos de una incipiente reactivación y muchos salieron altamente beneficiados con la devaluación del peso, las inversiones de los excedentes que esto generó dista mucho aún de mover la rueda de la economía argentina. Por ahora, las recetas de los analistas siguen pasando por inversiones defensivas que le permitan a quien se alzó con algunos pesos evitar que se desinflen, que están muy lejos de la generación de empleo y de la reactivación del consumo en el mercado doméstico.
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