Calificación: 4 estrellas Intérpretes: Naomi Watts, Martin henderson y Dadiv Dorfman Dirección: Gore Verbinski "La llamada" parece una broma de adolescentes, pero no lo es. Su historia, una leyenda urbana que alimenta los pasillos de los colegios secundarios, cuenta que existe una cinta de video que mata a los que se atreven a mirarla. Una tontería que, si se hace realidad, sería peor que la peor de las pesadillas. Y la imaginación de Ehren Krugen la hizo realidad y la historia, en manos de Gore Verbinski, un director que conoce y ama a Alfred Hitchcock, cobra una dimensión espeluznante. Desde la conversación entre las colegialas que abre la película hasta la escena final, "La llamada" no hace más que agitar fantasmas que mejor sería que quedarán bien enterrados donde están. Porque si hay un mérito en "La llamada" es su clima opresivo y su recurrencia a un lenguaje ambiguo que permite al espectador a darle al miedo la fisonomía que mejor le plazca y que, por supuesto, más lo asuste. Allí reside la raíz profunda del miedo que provoca la película que, remake de un tanque de la taquilla japonesa, logró en Hollywood una versión fiel a sus orígenes. Quizás lo mejor de "La llamada" es que todo el tiempo parece estar acercándose a la explicación de los extraños episodios que narra cuando en realidad la narración no hace más que dar vueltas en círculos. Para comprender el recurso hay que pensar en los diferentes significados que tiene el título original en inglés del filme, "The Ring", que no sólo remite a la llamada a la que alude el título en castellano sino también a que las historias giran sobre sí mismas, en anillos. Pero la historia no sería tan intensa si no fuera por la actuación de Naomi Watts, una rubia típicamente hitcochiana que demuestra que es mucho más que una cara bonita. R.L.
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