El asesinato al empleado de Empalme Graneros y el robo a un taxista ocurrido un día después tienen un punto en común: un revólver calibre 22 largo marca Jaguar. La misma arma, según las pericias, fue empleada en los dos hechos. El 10 de marzo de 2001, al Renault 9 del taxista Oscar Alfredo Cortés subieron una pareja y dos chicos de diez años en Juan José Paso y Sotomayor. Era la 1 de la madrugada y los pasajeros pidieron ser conducidos a Felipe Moré y Bielsa. Al llegar, el hombre ubicado detrás del conductor le dijo: "Estás apretado". Cortés pensó que era "una broma" y se dio vuelta para ver de qué se trataba. En ese momento un proyectil le atravesó el rostro. Un fragmento de la bala lo hirió atrás del ojo derecho, otro a la altura del maxilar y otro en la garganta. Una esquirla le cortó el nervio óptico y desde entonces perdió la visión de ese ojo. Desesperado, el taxista salió corriendo pero el ataque continuó: otra bala fue a dar a su espalda. En total le robaron 15 pesos de recaudación. Gracias a la minuciosa descripción física que dio a la policía de los agresores, Cristian Sosa fue detenido junto a una menor en las inmediaciones. Lo condenaron a 9 años de prisión por este robo y por saquear la escuela Nº 478 Juana Elena Blanco, de Gorriti 2222, el 8 de febrero de 2000, de donde se llevó junto a un cómplice dos cocinas, un freezer pequeño, un juego de vajilla, mercaderías y herramientas.
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