La fatalidad que provocó la muerte de José Centurión y Ariel Licera deja, además de dolor, algunas enseñanzas. Por ejemplo, que en caso de tormenta los lugares abiertos, como los campos de golf, se definen como "muy peligrosos". Pero no son los únicos. Según datos de Defensa Civil, en esos casos no hay que permanecer en terrenos deportivos, estacionamientos, carpas, veleros, autos descapotables, galpones, silos, molinos ni edificios pequeños, piletas, lagos y costas marítimas. Tampoco hay que quedarse cerca de maquinaria agrícola, cables aéreos, rejas, alambradas ni vías del ferrocarril, ni resguardarse debajo de los árboles. En cambio, las calles con edificios y el interior de los autos son bastante seguros. Aunque el Rosario Golf tiene pararrayos, lo que parece haberles costado la vida a las víctimas es que se resguardaran de la lluvia bajo un pino, que atrajo la descarga del rayo. Un pararrayos otorga una protección limitada a determinado espacio, de acuerdo a una relación matemática que, a modo de ejemplo, puede ilustrarse así: en caso de tormenta, si hay un árbol aislado de 5 metros de alto mejor no acercarse a menos de 10 metros. Es decir, guardar el doble de la altura. Incluso cuando no haya árboles cerca, si no se encuentra una casa, cueva o zanja, lo mejor será agacharse en terreno libre. Y si se llega a sentir el pelo erizado u hormigueo en la piel, es que un rayo puede estar por caer. En ese caso, hay que tirarse de inmediato al piso.
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