Año CXXXVI
 Nº 49.771
Rosario,
martes  04 de
marzo de 2003
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"Operación Triunfo" largó su temporada en Telefé
El camino de los sueños sigue fabricando cantantes a medida
El programa, conducido por Marley, careció de sorpresas y no mostró voces tan brillantes en el primer envío

Pedro Squillaci / La Capital

"Bienvenidos al trabajo y al esfuerzo, al lugar donde los sueños pueden ser realidad". Con esa frase en off como leit motiv, con aplausos de un público efusivo y música a todo volumen largó el primer ciclo argentino de "Operación Triunfo". El reality pretenderá mostrar cómo será la vida de 18 jóvenes -elegidos a partir del casting de unos 40 mil postulantes de todo el país- en la Academia Coca-Cola, donde aprenderán clases de canto, baile y expresión corporal. El público elegirá después mediante el voto telefónico, quienes serán los tres que grabarán para las compañías discográficas Warner y Universal.
En la primera emisión alternaron buenas voces con otras que, pese a los nervios del debut, cuesta deducir que fueron elegidas entre decenas de miles de postulantes. Con todo, el envío -una mezcla de "Popstars" y "Gran Hermano"- está llamado a ser un éxito, pese a que la primera emisión del domingo no logró liderar el rating y quedó a cinco puntos de "Fútbol de primera".
Marley salió al estudio de Telefé con traje oscuro impecable y sonrisa de cliché y repitió hasta el hartazgo "¡qué fuerte!, "¡qué emoción!". En medio de una ovación algo exagerada se mostraron los clips de presentación de los nueve varones y nueve mujeres que estarán cuatro meses en una academia, donde se los formará para ser estrellas. Pese a esto, el referente más importante del jurado, Pablo Ramírez (aquel parco de barba de tres días de "Popstars"), destacó: "El que vino a buscar fama que se vuelva, aquí buscamos artistas y gente con talento".
Habrá que ver si Rosana, Fernando, María, Emanuel, Carolina, Martín, María Esther, Luciano, Natalia, Ricardo, Guadalupe, David, Juliana, Juan, Andrea, Claudio, Victoria y Pablo piensan lo mismo. Los chicos, cuyas edades van de los 18 a los 29 años, se mostraron deslumbrados y van por la zanahoria.
Todos tienen personalidades ideales para un reality, son distintos, de cabo a rabo, y eso es bueno, porque los choques están garantizados y no es novedad de que en un reality si no hay conflicto no hay programa. Pese a que hay un predominio de carilindos, también integran el staff una morocha salteña con más voz que buena silueta (Natalia), un albañil rionegrino muy humilde y padre de dos hijos (Claudio), un barman porteño y cheto de barrio norte (Martín), y una chica con un look mezcla de Pink y Christina Aguilera que muere por los tatuajes.
Lo sorprendente fue que cuando tuvieron que cantar en público a modo de presentación no hubo voces que dejaran boquiabiertos a los televidentes. Algunos se fueron de tiempo, otros pifiaron el tono y no faltaron los que quisieron imponer presencia mostrando soltura y convocando a las palmas pero quedaron a mitad de camino.
Tal vez sería injusto decir que cantaban mal, pero si se considera que hubo selecciones durísimas y que recorrieron distintos lugares del país, no se ve por el momento el producto de tamaño despliegue. Quizá, el afán de la producción en buscar "perfiles" de cantantes -como dijo la coach Guadalupe Vidal del Carril a La Capital cuando se hizo el casting en Rosario- fue en detrimento de encontrar voces sobresalientes.
La gama de temas elegidos por los participantes se encolumnó en el rubro melódico latino, pero también alcanzó temas como "More then words", de Extreme, o "La vida es una moneda", de Fito Páez.
Los clips sorpresa a los participantes tampoco fueron acertados. La idea era que un familiar o amigo le diga espontáneamente: "Entraste a la academia de Operación Triunfo", pero eso se convirtió en "Vas a entrar", "Ya estás" y frases fuera de contexto que no terminaron de causar el efecto deseado a los elegidos, y menos en el televidente.
El programa se hizo largo. El primer bloque duró 45 minutos, fue reiterativo cuando cada uno de los 18 chicos se presentó y cantó su parte, y se extendió demasiado (40 minutos) del horario estipulado. Al final, todo fue muy "Gran Hermano". Los jóvenes entraron a la Academia Coca-Cola y quedaron embobados con las instalaciones flamantes mientras tomaban la bebida más popular. Las vacías charlas del cierre, en esa intimidad poblada de cámaras, hace pensar que la producción no tardará en guionar los diálogos para la atracción voyeur de la dama y el caballero.



El rosarino Marín cantó "Ser mejor", de Robbie Williams.
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