Christopher Wade
Ankara. - Fue una decisión inesperada de una votación extraordinaria: el Parlamento turco no aprobó la autorización para el despliegue de tropas. Mientras que casi nadie esperaba tal resultado de la votación, el gobierno se encuentra a sí mismo en un serio problema. Básicamente, la administración de Ankara tiene dos opciones: intentarlo nuevamente u olvidarse de desarrollar cualquier papel en la guerra y, más importante para Turquía, en un Irak posterior a Saddam Hussein. Para volver a intentar el respaldo parlamentario al despliegue de tropas estadounidenses el gobierno debería usar aún más capital político que el que ya gastó. Elegido con un abrumador triunfo electoral en noviembre pasado, el gobierno encontró que la población está mayoritariamente en contra de cualquier guerra. Debido a que el gobierno no permitió que el debate parlamentario estuviera abierto al público o a la prensa, no quedó claro cuántos legisladores oficialistas fueron fieles a sus votantes y no a sus líderes, pero aparentemente fue casi un tercio de los integrantes del partido de gobierno. Al mismo tiempo, no volver a intentar la aprobación de la moción podría poner al gobierno en dificultades en varios frentes. El más obvio, el económico, ya que Turquía podría perderse una ayuda de entre 20.000 y 30.000 millones de dólares en garantías y préstamos que EEUU prometió en recompensa por el permiso para el establecimiento de sus tropas en suelo turco. Y cuando el país recién está comenzando a salir de su peor recesión en más de medio siglo, esto podría dar por tierra con los planes presupuestarios del gobierno. De todos modos, eso podría no ser nada en comparación con los problemas políticos que podría enfrentar si los kurdos del norte de Irak intentaran declarar la independencia después de una guerra encabezada por EEUU. La moción sometida ayer a votación no sólo buscaba permitir el despliegue de soldados estadounidenses en Turquía sino también autorizar al gobierno a enviar tropas turcas al norte de Irak. Según ministros turcos, la principal razón para ello es la de establecer campos de refugiados para los cientos de miles de personas que se espera huyan del conflicto. Sin embargo, según la mayoría de los analistas, el motivo fundamental es en realidad evitar que los kurdos de la región declaren la independencia. Ankara teme que tal evolución de la situación pueda impulsar a los kurdos de Turquía a tomar las armas por su propia autonomía. El fracaso para lograr la aprobación es también sin dudas un golpe a Washington, tanto político como militar. Los dos aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otán) mantuvieron siempre buenas relaciones. Turquía colaboró con soldados en varias causas y guerras estadounidenses, incluidas las de Corea, Bosnia y Afganistán, y Washington esperaba poder usar a la Turquía musulmana y secular como un ejemplo de cómo debería ser Irak después del derrocamiento de Saddam Hussein. En el frente militar, Turquía podría ser culpada si la guerra se prolonga, ya que los estrategas del Pentágono planeaban abrir desde allí un denominado "frente norte" contra las fuerzas iraquíes con el fin de hacer más corto el enfrentamiento. Las cosas no están del todo claras en Ankara, y el gobierno podría intentar una segunda votación, pero asegurándose esta vez de que sus legisladores voten de acuerdo a sus planes. Una cosa es segura: Turquía no está en la "coalición de la buena voluntad" del presidente estadounidense, George W. Bush. (DPA)
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