Washington. - El Pentágono se prepara a enfrentar de nuevo el "Síndrome de la Guerra del Golfo"; término que alude a los problemas de salud que afectan a los combatiente de 1991 y que corren el riesgo de reproducirse si Irak responde con armas químicas a un ataque de EEUU. Aprendida la lección acerca de las dificultades encontradas en la primera Guerra del Golfo al evaluar a los soldados que dijeron ser víctimas de ese síndrome, el Pentágono aumentó la cantidad de informaciones médicas sobre los soldados que va a desplegar.
El Departamento de Defensa dice estar mejor preparado que antes para detectar un ataque químico o bacteriológico y proteger sus tropas gracias a equipos que, según dice, "son lo mejor que existe hoy". Pero esta afirmación fue refutada por Joyce Riley, fundadora de la Asociación de Veteranos de la Guerra del Golfo. "La preparación no está hecha en la forma que el Pentágono dice. Ellos no están listos. No tenemos la protección adecuada para nuestras tropas", dijo Riley el viernes.
250 mil trajes con fallas
Riley señaló que en los almacenes militares hay casi 250.000 trajes de protección química o bacteriológica con defectos y el Pentágono nada hizo para detectarlos y sacarlos de circulación. "Es como jugar a la ruleta rusa", explicó. La existencia de esos equipos defectuosos fue revelada en octubre en un informe de la oficina del Congreso encargada de examinar las cuentas públicas.
Algunos expertos, entre ellos veteranos de la Guerra del Golfo como el doctor Francis O'Donnell -quien además asesora al Pentágono- estiman que el ejército mejoró "la vigilancia del ambiente" en el que son desplegadas las tropas estadounidenses. No obstante, la mayoría de las asociaciones de veteranos dudan de la eficacia de las protecciones ofrecidas para enfrentar un arsenal como el detallado ante el Consejo de Seguridad de la ONU por el secretario de Estado norteamericano Colin Powell.
El presidente George W. Bush afirmó por su parte que el líder iraquí Saddam Hussein "recientemente autorizó a sus comandantes en el campo de batalla a utilizar armas químicas". Aunque todos hablan del Síndrome de la Guerra del Golfo nadie sabe exactamente qué es. El Pentágono financió más de 200 estudios a un costo de más de 200 millones de dólares en 10 años, pero no obtuvo conclusiones claras.
Dos informes del departamento de Defensa fueron publicados el 15 de octubre. Uno titulado como "informe final" que no tenía ninguna conclusión nueva y el otro sugería realizar nuevos estudios. Más de 700 mil militares estuvieron involucrados en la operación Tormenta del Desierto, como se denominó a la campaña del golfo de 1991, y 200.000 dijeron padecer de dolores, náuseas, erupciones cutáneas, pérdida de memoria problemas de concentración: todos estos son síntomas que entran en la categoría general de ese misterioso síndrome.
Expertos del Pentágono afirmaron que esos síntomas podrían ser fruto del estrés provocado por un ataque químico o bacteriológico durante las operaciones en el golfo. Esa teoría irrita a las asociaciones de veteranos. "Hoy 145.000 veteranos del golfo reciben una indemnización" por síntomas asociados a ese síndrome y "otros 60.000 presentaron demandas que fueron rechazadas", según Riley quien dijo apoyarse en informes del departamento de Defensa.
La indemnización sin embargo es en promedio "de 98 dólares, una cantidad pequeña como para que el Pentágono diga que el asunto está arreglado", aseguró Riley. (AFP)