La expedición montada por la National Geographic (NG) con apoyo de la Armada Argentina para ubicar y fotografiar al crucero General Belgrano, hundido durante la Guerra de las Malvinas en 1982, se aprestaba ayer a zarpar desde Ushuaia, cabecera del operativo científico.
Si bien la partida de la expedición -integrada por el buque Seacor Lenga y por el barco explorador de la Armada Puerto Deseado- estaba prevista para hoy, voceros de la organización informaron que retrasos de última hora impedían definir el momento exacto de la salida.
Anoche, desde Prefectura Naval -con asiento en Tierra del Fuego- se indicó que todo estaba listo para el inicio de la operación, pero que no se había fijado horario para la salida de los buques. De todos modos, a más tardar el mañana, la expedición de National Geographic navegará hacia el punto donde se cree que está hundido el crucero, torpedeado en el 2 de mayo de 1982 por el submarino nuclear inglés HMS Conqueror, fuera del área afectada al conflicto armado que enfrentó a la Argentina con Gran Bretaña.
Como consecuencia del ataque, unos 323 hombres perdieron la vida -sobre una tripulación de 1.093 efectivos- y el buque cayó a pique a unas cien millas de la costa y a unos 4.200 metros de profundidad.
El equipo expedicionario considera que las probabilidades de hallar al Belgrano son superiores al 50 por ciento si las condiciones meteorológicas permiten la operación eficaz del sonar de barrido lateral y el sumergible teledirigido.
"De encontrarse el Belgrano, National Geographic lo anunciará en ese momento", aseguró la organización.
Cuestionamientos de veteranos
La decisión de filmar y fotografiar el casco hundido del Belgrano fue cuestionada por veteranos de guerra y familiares de la víctimas, quienes consideraron que la acción implicaría la profanación de la "tumba" de los argentinos muertos.
Sin embargo, la Armada Argentina, que presta apoyo logístico y científico a la expedición, y la NG aseguraron que no se tocará el caso, ni se ingresará al buque y que el reconocimiento se limitará filmar y tomar fotografías del lugar. La entidad científica informó también que para la preparación de la expedición "trabajó con el gobierno británico y veteranos de guerra de ambos bandos del conflicto mientras realizaba la investigación". Se indicó que la misión tienen por objetivo "no alterar la situación, sino contar la historia de las personas que pasaron por ese momento y compartir sus historias desde una perspectiva global".
Además, la Armada tiene previsto rendir un homenaje a los caídos, colocando, a través del brazo mecánico del vehículo teledirigido (remote operated vehicle-ROV) Magellan, que descenderá hasta el punto del hundimiento, una plaqueta conmemorativa y una medalla recordatoria.
De hecho, el encargado de colocar la ofrenda será el segundo comandante del Belgrano al momento de su hundimiento, el capitán de Fragata Pedro Galazi.
Por otra parte, a bordo del Leacor Lenga viajarán los especialistas en expediciones submarinas de National Geographic, un equipo de filmación y personal de la Armada Argentina. El grupo también incluirá al capitán de fragata Carlos Castro Madero, quien se ocupará de que se cumpla el acuerdo firmado con la entidad británica.
Después, las imágenes serán procesadas en forma conjunta por la NG y la Armada, que brindarán una conferencia de prensa, una vez concluida la edición.
El documental de dos horas resultante será transmitido este año en todo el mundo por el National Geographic Channel (NGC) en el Reino Unido por NGC y Channel 4 y en los Estados Unidos por PBS.
El desafío del clima
El productor de la National Geographic Television, John Bredard, a cargo del emprendimiento, recalcó que "el clima será el principal reto", ya que allí "el mar es demasiado alto y no vamos a mantener una línea recta para el escaneo en forma integral".
Además "si las aguas tienen demasiado oleaje no habrá seguridad para colocar el sonar en el costado del barco", tarea que demandará varias horas.
Pero aún para esas latitudes el científico pudo anticipar que "una vez que el minisubmarino se sumerja ya no hay problema con las correntadas", por la profundidad, mientras que el barco será el que deberá soportar los movimientos de la olas.
"Otro factor a tener en cuenta -advirtió- es que el vehículo remoto necesita cuatro horas para descender al fondo del mar, lo que es bastante tiempo por los cambios climáticos potenciales" que se puedan dar en esa región, "lo que coloca a la misión en una posición bastante vulnerable". (Télam y DyN)