Año CXXXVI
 Nº 49.766
Rosario,
jueves  27 de
febrero de 2003
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Al rescate de la esencia de un clásico
"Chicago" se adelantó en calidad de avant premiere en Rosario
La película demuestra la vigencia del musical como una sátira sobre la fama y la manipulación de la Justicia

Carolina Taffoni / La Capital

A 27 años de su debut en Broadway, "Chicago" se renueva como un clásico desde la pantalla grande. El mayor mérito de la película con 13 nominaciones al Oscar, que anticipó en Rosario una avant premiere realizada en el Village, es demostrar la vigencia del musical de Bob Fosse como una sátira simple pero feroz sobre el culto a la fama y la manipulación de los medios masivos y la Justicia.
La versión cinematográfica de "Chicago" tiene una larga historia de especulaciones. Fosse quería filmarla con Madonna en los 80, pero el proyecto quedó trunco cuando el director de "Cabaret" murió en 1987. Después se dijo que las protagonistas podían ser Liza Minnelli, Goldie Hawn o Barbra Streisand. Los estudios Miramax manejaban el proyecto desde 1994, pero recién pudieron concretarlo en el 2000.
Con semejantes antecedentes de marchas y contramarchas, el director Rob Marshall (un coreógrafo debutante en cine) decidió filmar una versión de "Chicago" que no desafiara la estructura del musical. Para empezar, el argumento permanece intacto. "Chicago" es la historia de dos coristas en la década del 20 que desde la cárcel se enfrentan por sus 15 minutos de fama.
Velma Kelly (Catherine Zeta-Jones) es una bailarina con cierto cartel que termina tras la rejas por asesinar a su marido y a su hermana. Roxie Hart (Renee Zellweger) es una pobre chica con sueños de estrella que también va a parar a la cárcel, pero por matar a su amante. En el medio de las dos está Billy Flynn (Richard Gere), un abogado inescrupuloso, experto en victimizar a sus clientas armando grandes circos mediáticos.
Marshall sólo se toma algunas ligeras licencias. El personaje de Roxie Hart, por ejemplo, acá aparece en un deliberado primer plano, mientras que Velma Kelly está relegada a un segundo plano. Otro personaje que gana protagonismo es el de Billy Flynn. Esto es todo un acierto, porque el abogado funciona como un verdadero engranaje en el mecanismo de la sátira, aunque Richard Gere no esté siempre a la altura de las exigencias.
El director respeta la puesta teatral y, en algunos cuadros, hasta la mejora. En "Chicago", a diferencia de otros musicales cinematográficos, no vemos a los personajes cantando y bailando en los lugares de los hechos, sino que siempre se trasladan a un escenario virtual, con escaleras, bailarinas y brillos (un homenaje al varieté de la época), un escenario imaginario desde donde revelan sus secretos, sus miserias y sus fantasías.
Algunos cuadros musicales son un hallazgo. "El tango de las asesinas" es tan hechizante en la pantalla grande como en el teatro, más si se suma el recurso de aprovechar los casuales sonidos en el silencio de la cárcel para el comienzo percusivo de la canción. Cuando Marshall se sale un poco del libreto también acierta. Una prueba es el cuadro de Billy Flynn manejando como un títere a Roxie Hart, con los actores maquillados como muñecos. Esa imagen de un abogado digitando a su antojo a su clienta y a un grupo de periodistas en una conferencia de prensa es tan gráfica que da escalofríos.
A veces la película se vale de recursos tan simples como sorprendentes. Un ejemplo es el cuadro donde la figura de Roxie Hart, brillante sobre un fondo negro, se repite como en un laberinto de espejos mientras baila. Quien diría que, en la era del zapping y el videoclip cada vez más elaborado, toda una platea invertiría dos minutos de real atención en una escena así.
Seguro que en ese efecto también mucho tiene que ver Renee Zellweger. Cuando llegaron las primeras informaciones sobre la filmación de "Chicago" no fueron pocos los que pensaron que la inclusión de la actriz en el elenco era un error o una broma. Desde "Jerry Maguire", incluso hasta su consagración con "El diario de Bridget Jones", Renee Zellweger estaba catalogada como una simpática rubiecita de comedia. Ahora resulta que canta, baila y, enfundada en un minivestido plateado, parece una Marilyn sin cirugías después de una mala gripe.
Los demás hacen grandes esfuerzos, pero Renee se roba el show. La versión de Marshall le concede todo el protagónico y ella no defrauda. Desde su cara y su cuerpo, muy delgado en esta película, expresa a la perfección todas las contradicciones de Roxie Hart, entre torpe y astuta, entre inocente y ambiciosa.
De Catherine Zeta-Jones ya se comentaba que sabía cantar y que había grabado un disco en su tierra natal, Gales, pero el público masivo todavía no lo había comprobado. Sin embargo, en "Chicago", lo mejor de la esposa de Michael Douglas no es cómo canta o cómo baila sino que, curiosamente, en el papel de Velma Kelly parece una mujer más real, cómoda en la piel de una morocha fría y fatal.
Si el rol de Billy Flynn no fuese tan importante Richard Gere hubiera zafado. Pero este no es el caso. La interpretación se enriquece hacia el final y Gere no defrauda cantando; sin embargo el papel, en determinados momentos, le queda grande. Un verdadero acierto es Queen Latifah, la única verdadera cantante del elenco, que se luce con una versión de "When You're Good to Mama", al mejor estilo Bessie Smith. La música de John Kander se encarga sola de hacer el resto.
En "Chicago" reviven en la pantalla grande esas obsesiones de Bob Fosse con los excesos, el alcohol, las drogas, el reconocimiento, los fracasos y las relaciones violentas. Pero hay más tela para cortar: la fugacidad de la noticia, la corrupción de la prensa, la farsa de la Justicia y las mentiras detrás del camino a la fama. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia (es muy tentador pensar qué buen musical haría Fosse hoy sobre los reality shows).
Más allá de rescatar y resaltar la esencia de un clásico, la película jamás pierde de vista esa noción de gran espectáculo, la misma que Fosse instaló desde su máxima preferida: "Viví como si fuese tu último día, trabajá como si no te interesara el dinero y bailá como si nadie te estuviese mirando".



La rubia Renee Zellweger es una verdadera revelación.
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