Año CXXXVI
 Nº 49.766
Rosario,
jueves  27 de
febrero de 2003
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Capitán Bermúdez
Lo apresan después de que un nene lo reconociera como su abusador
El ataque ocurrió hace 10 días pero el chico volvió a ver al hombre la noche del martes, lo que permitió la detención

La detención de un hombre de 28 años después de ser reconocido por un nene de 10 como la persona que dos semanas atrás lo golpeó y sometió en un monte de Capitán Bermúdez, sacó a la luz un nuevo caso de abuso sexual a menores en la región. Sin embargo, voceros policiales y de diferentes organismos que trabajan en la prevención de este tipo de hechos, dejaron en claro que son muchos más los casos que se ocultan por el sentimiento de vergüenza, culpabilidad y complicidad de las víctimas, que los que trascienden a las páginas de la crónica policial.
El domingo 16, Silvio, de 10 años, fue con su hermano Horacio, de 12, a una zona de monte ubicada en el límite sur de Capitán Bermúdez. Los chicos habían salido a las 4 de la tarde con la intención de cazar pajaritos y mientras caminaban por un sendero de tierra se toparon con dos hombres.
Los dos hermanos no pudieron avanzar porque los desconocidos los inmovilizaron. Uno de ellos tenía una bolsa negra de basura que cubría su cabeza y se encargó de retener a Horacio. Con el mayor de los chicos mirando con impotencia lo que ocurría, el otro atacante (identificado como O.I.) comenzó a golpear con ferocidad a Silvio. "Lo levantó y lo tiró contra el piso", explicó Ramona, la madre de los chicos.
Cuando el nene tenía el mentón lastimado, el agresor le "pasó el pene por la boca", recordó la mujer. Después, la golpiza continuó mientras Silvio mordía con ferocidad al abusador. "Le pegaba en la cabeza y le daba patadas", explicó Ramona.
Apenas Silvio lo rasguñó en la cara, O.I "le bajó los pantalones, pero no le hizo nada" y finalmente le dio una patada y se fue con su cómplice en una bicicleta.
Dos horas después, Silvio llegó con su hermano a su casa de Granadero Baigorria. Le dolía todo el cuerpo, y a duras penas pude contarle a la madre lo que había sucedido. Los dos hermanos y Ramona fueron a la comisaría 24ª a radicar la denuncia, pero por una cuestión de jurisdicción debieron hacerlo en la seccional de Capitán Bermúdez, donde un médico del hospital de esa ciudad constató la lesión en el mentón del nene.
Ya habían pasado diez días cuando el martes a la noche, los dos hermanos fueron a comprar golosinas a un quiosco situado a una cuadra y media de su casa, en la esquina de 9 de Julio y San Lorenzo. Allí estaba O.I. con otro hombre.
Apenas los vieron, a los chicos los invadió el temor porque no pudieron evitar recordar "el mal momento que habían pasado". Y la primera reacción que tuvieron fue la de correr hacia su vivienda. Casi al mismo tiempo, Ramona apuraba el paso para llegar al quiosco alertada por una de sus hijas acerca de la presencia del abusador.
"Los nenes me dijeron «ahí está el hombre que nos hizo mal»". La madre les pidió que observaran con detenimiento a los dos hombres para que no hubiera dudas acerca de quién era el atacante. Y los dos chicos señalaron sin dudar al que "no tenía camisa".
Entonces la mujer no pudo contener la bronca. Se acercó a O.I. y le asestó dos cachetazos. Un rato más tarde, un patrulla de la comisaría 24ª que pasaba por el lugar lo detuvo, aunque los policías debieron esforzarse para que los vecinos no lo golpearan.


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