Año CXXXVI
 Nº 49.766
Rosario,
jueves  27 de
febrero de 2003
Min 24º
Máx 33º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





El asesinato de Carina Ajmed tuvo carácter doloso
Procesaron a un hombre por el crimen de su hija adolescente
Rubén Ajmed disparó el arma de arriba hacia abajo, de frente y a corta distancia. Su pareja fue liberada por falta de mérito. Un matrimonio culpable de encubrimiento

El padre de Carina Ajmed, la chica de 19 años que murió de un escopetazo en el abdomen en su casa de Saavedra al 3400, fue procesado como autor del crimen de su hija. Las pruebas que comprometen a Rubén Ajmed, de 45 años, son pericias sobre el arma con la que ultimó a la chica, las cuales sostienen que la escopeta no pudo dispararse en forma accidental. Esa fue la explicación que el hombre dio al presentarse ante la Justicia, cuando ya estaban libradas las órdenes de captura contra él y su mujer. Su primera coartada fue decir que a la joven le habían disparado desconocidos que tocaron a la puerta de su casa la madrugada del 16 de febrero pasado. La segunda vez que declaró, dijo que el arma se le disparó cuando amenazaba a su hija con una escopeta en el estómago para que "nunca más llegara tarde".
Las actitudes de Ajmed para ocultar su responsabilidad en la muerte de su hija merecieron especial tratamiento en el procesamiento dictado por la jueza de Instrucción Nº1 Carina Lurati. La jueza ordenó, a su vez, la libertad y el auto de falta de mérito para la pareja de Ajmed, Carina Ethel Verón. La mujer, de 33 años, fue acusada en principio por homicidio simple, pero al considerar a Ajmed como el autor del disparo, su situación quedó menos comprometida ya que el delito no admite coautoría.
El crimen involucró además a una pareja amiga de los padres de la adolescente ultimada. Ese matrimonio tuvo el arma homicida en su casa e intentó deshacerse de ella sabiendo que la chica había muerto por las lesiones de un arma similar que era buscada por los investigadores para esclarecer el homicidio y apresar a su autor.
El matrimonio, formado por Luis Alberto Bufarini, de 50 años, y Mirta Iglesias, de 57, quedó procesado por encubrimiento agravado y recuperó la libertad por tratarse de un delito excarcelable.
La pericia balística realizada a la escopeta y el trayecto de la lesión develado en la autopsia de Carina indican que Ajmed disparó contra su hija a escasa distancia, desde arriba hacia abajo y de adelante hacia atrás. Las pruebas indican también que para detonar el arma es necesario destrabar el seguro manual y aplicar una fuerza que se contrapone a la mecánica de un disparo casual, aún en el caso de que el seguro no hubiese estado colocado.
La jueza calificó al homicidio de doloso en forma directa, ya que al cargar y disparar el arma contra su hija sabía que su muerte era una consecuencia posible.
Pero el procesamiento de Ajmed no sólo analiza las pruebas, sino el comportamiento que el hombre tuvo desde que vio a su hija tendida en el suelo, "más preocupado por ocultar los rastros del delito que por el estado de ella", señala la resolución.
De acuerdo a la reconstrucción de la Justicia, Ajmed levantó a su hija del garaje de su casa y la llevó al Hospital de Emergencias mientras ella estaba consciente. Al llegar, el hombre y su pareja dieron una versión falsa sobre el modo en que fue herida la joven al oficial del destacamento policial del hospital. "Eso indica que durante el trayecto se puso de acuerdo con su mujer en qué decir sobre lo ocurrido, aún frente a la chica consciente", indicó un vocero judicial.
Después de dejar a Carina en el Heca, Ajmed volvió a su casa. "Su urgencia en ocultar los rastros del delito mientras a su hija la operaban demuestra una vez más mayor interés en su propia situación jurídica que en la evolución de Carina", remarca la resolución judicial. Pero el escrito considera asumida la preocupación, ya que el hombre sostuvo que creyó que nada le pasaría a su hija, que tenía el vientre destrozado por el estampido, porque "no le salía sangre".



La vivienda de Saavedra 3465, la escena del crimen.
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados