Sólo la bronca que la hizo pelearse con los ladrones puede ser tan fuerte como el dolor que atraviesa a Isabel Gastral, la mujer del comerciante herido. Casi 30 años atrás, cuando tenía 9 meses de vida, estaba en brazos de su madre en el momento en que su padre moría baleado, al lado de ella, en un caso semejante. Isabel no tenía lugar ayer para una imagen más dolorosa. Fue su tía la que recordó ese otro crimen, que ocurrió en la misma casa, con lágrimas en los ojos. Isabel sólo pudo decir el nombre de su papá, Guillermo.
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