Año CXXXVI
 Nº 49.758
Rosario,
miércoles  19 de
febrero de 2003
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La postura belicista de Bush tropieza con el mundo

Washington. - La administración norteamericana afronta dificultades crecientes para convencer a la ONU de adoptar una resolución susceptible de abrir la puerta a una guerra contra Irak. En menos de una semana, EEUU acumuló la oposición de la mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, de millones de manifestantes pacifistas que marcharon por las calles de las principales ciudades del mundo y de algunos aliados clave como Turquía y Arabia Saudita.
Pero a pesar de la determinación que muestra el presidente George W. Bush de derrocar a Saddam, las dificultades que enfrentará Washington son varias:
* En el Consejo de Seguridad, el punto de vista estadounidense y británico recoge hoy, en el mejor de los casos, cuatro o cinco adhesiones de 15, cuando necesitarán al menos nueve para lograr aprobar la resolución. El texto, además, deberá ser lo suficientemente conciliador o ambiguo para obtener, aunque no sea un voto favorable, una abstención de los tres miembros permanentes (China, Francia y Rusia) que se oponen a una guerra en el corto plazo y que tienen poder de veto.
* En la calle, las manifestaciones masivas del fin de semana pasado en todo el mundo mostraron que Washington ha perdido la batalla por la opinión pública mundial, aún antes de que las hostilidades comenzaran. Estas protestas pusieron en problemas a los principales aliados de Bush: Tony Blair y el presidente del gobierno español, José María Aznar.
* Los aliados clave vecino s a Irak -Turquía y Arabia Saudita- cortejados sin descanso por Washington desde hace meses, recordaron ayer que su apoyo está condicionado a que la ONU dé su aval a una intervención militar. Ambos países ocupan posiciones políticas y militares estratégicas al norte y sur de Irak.
Washington tendrá que enfrentarse, más que nunca, a la difícil decisión de elegir entre obtener un apoyo internacional que le daría una legitimidad crucial, o una acción militar con el apoyo de una coalición reducida a aliados. Esta segunda opción, regularmente recordada por Washington, llegaría acompañada de una andanada de críticas contra el "unilateralismo" estadounidense y podrían privar a EEUU de un apoyo internacional clave para reconstruir Irak en una eventual etapa "post Saddam".
Las incertidumbres diplomáticas se duplican por el dilema que representan los 150.000 efectivos desplegados en torno a Irak. Mantenerlos en el lugar por un tiempo indefinido y sin una misión clara plantearía un problema político importante para Washington.
La situación actual pesa sobre la economía estadounidense, donde la crisis se ve acentuada por las incertidumbres sobre el inicio del conflicto militar, su duración, su costo y sus consecuencias. (AFP)


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