Fabiana Monti / La Capital
Graciela Melot es argentina y ha desarrollado la docencia en distintos países como Perú, Bolivia y actualmente en Holanda. En ese país, participa de una experiencia que tiene como objetivo integrar a los alumnos extranjeros a la lengua y cultura holandesas, proyecto que lleva adelante el municipio de Wageningen, ciudad ubicada a 80 km de Amsterdam. En esa iniciativa participan niños de entre 6 y 12 años, de distintos países del mundo y, entre ellos, hay alumnos argentinos. El nombre del proyecto es OALT (Enseñanza de Lengua Vivas Extranjeras-Onderwijs Allochtone Levende Tale-en su idioma de origen). Vivir en el exterior implica adaptarse a otra cultura, otro idioma y otras costumbres y cuando existen niños en edad escolar, la cosa se complica un poco más. En Holanda hay muchos grupos de extranjeros, básicamente marroquíes, árabes, iraníes, afganos y latinos. Algunos fueron en busca de trabajo, otros a estudiar y otros son refugiados políticos. Los niños de esas familias son los que más sufren los problemas de adaptación y es por eso, que la municipalidad de Wageningen, en Holanda, está llevando adelante una iniciativa para integrarlos y ayudarlos en el desarrollo de la lengua holandesa. El criterio es que para aprender mejor una segunda lengua, es necesario dominar la propia. Por eso, se organizaron clases de idiomas para los distintos grupos culturales y los hispanoparlantes también tienen su lugar. Graciela Melot es de Posadas, Misiones y hace cinco años que está radicada en Holanda. Desde que recibió su título de profesora de inglés ha desempeñado tarea como profesora, maestra, supervisora pedagógica y entrenadora en distintos países de Latinoamérica y Europa. "De cada una, podría hablar horas. Pero con todo lo desgastante que la docencia puede tener, en nada ha disminuido la pasión que tengo por enseñar. Al contrario, cada vez quiero saber más", afirma entusiasmada. -¿De qué se trata el proyecto?. -La municipalidad de Wageningen financia este proyecto de crear escuelas o clases de idiomas para los niños extranjeros que viven allí, tratando de integrarlos culturalmente aunque la integración es mucho más que una cuestión lingüística. El municipio contrató unos 40 docentes para las diferentes lenguas y como es un trabajo experimental no hay un currículum definido. Este se define en base al nivel de los alumnos, a los intereses de los padres y la motivación de los docentes. -¿Cómo es trabajar con chicos de diferentes nacionalidades? - Me baso en el currículum de escuelas primarias como el de Argentina, el de Chile. Tengo chicos de 10 nacionalidades y me encanta lo que estoy haciendo, no sólo desarrollar los objetivos técnicos de la lectura y escritura sino fundamentalmente los culturales. Por eso trato de incluir leyendas, mitos, música, realidad social, temas transversales. Mi metodología se basa en principios montessorianos y constructivistas. Esto es para mí el sueño de la escuelita propia, algo muy ambicioso. -¿Tiene validez en el caso de regresar al país de origen? -Les sirve a nivel del conocimiento pero en este momento no hay reconocimiento oficial de programas, aunque se intenta hacer un paralelismo de contenidos. Por ejemplo, quienes están en tercer grado de la escuela holandesa, aprenden los contenidos de la lengua que se manejan en los programas de sus países. -¿Cuáles son los resultados de la experiencia?. -Todavía es muy pronto para hablar de resultados porque apenas van unos meses de la experiencia. El cursado son dos horas semanales. No obstante, han surgido cosas muy hermosas dentro de la clase pero la evaluación será posterior.
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