Rosario ya tiene sede de mediación

En el Ministerio de Trabajo ya están los formularios para iniciar los trámites

Los deudores hipotecarios con deudas inferiores a 50.000 pesos/dólares que quieran entrar en la mediación voluntaria disponen desde hoy los formularios en la delegación local del Ministerio de Trabajo: cuarto piso del edificio de la Ansés (Sarmiento y Rioja).
Una vez llenados y entregados en mostrador, un elenco de cuatro abogados se repartirá cada caso y encabezará la mediación, compuesto por los profesionales Luis De Blasis, Mary Daldoso, José Marcucci (actualmente de licencia) y Alicia Sciara.
Hasta ayer, momento de la consulta de La Capital, prácticamente nadie había aparecido como interesado, en particular -se estimaba- por el escaso conocimiento de que el trámite se desarrollará en el lugar.
De todas maneras en Buenos Aires, donde comenzó el lunes, entre 16.000 deudores bancarios que se cree existen en Capital y conurbano bonaerense, alrededor de 100 personas retiraron los formularios o realizaron las consultas vía Internet entre el lunes y primeras horas de ayer; es decir, cerca del uno por ciento del total.
"Todavía es temprano para sacar conclusiones; el trámite podrá iniciarse hasta mayo", declaró el director nacional de Relaciones Federales del Ministerio de Trabajo de la Nación, Enrique Deibe.

Cautela
Un abanico de martilleros de Rosario consultados por este diario confió que las instrucciones de los bancos privados por el momento son de mantener extrema cuatela y avanzar sólo en los casos en que la Justicia haya dispuesto la quiebra liquidativa, es decir donde se agotaron todos los pasos.
"La actitud de los bancos es la de volver a encontrarse con cada deudor; eso al menos es lo que nos transmiten por ahora", expresó un martillero, que arriesgó: "En los próximos dos o tres meses no asistiremos a ejecuciones de vivienda única".
Señalaron que esa actitud está dada por el deseo de las entidades de revertir la mala imagen que sobre ellas alimenta el grueso de la población desde los días del corralito y el corralón.
"Los gerentes están tan asustados que no se animan ni a prohibirle a fumar a los clientes", graficó con humor un martillero. "Intenté hablar sobre las ejecuciones con algún gerente y le doy un premio si alguno lo atiende", le dijo al periodista. No estaba errado.