El incendio en el metro de Daegu es uno de los actos criminales más sangrientos de estos últimos años en un tren subterráneo. El 19 de marzo de 1994: en Bakú, Azerbaiyán, 12 personas mueren y unas 60 resultan heridas al estallar una bomba de relojería en una estación de metro muy frecuentada. Este atentado es atribuido a los armenios. También en Bakú, el 3 de julio de 1994, una violenta explosión en un túnel causa la muerte de siete personas. Unos 30 pasajeros sufren heridas. Tokio también fue sacudido por un atentado de este tipo. El 20 de marzo de 1995, un ataque con gas sarín atribuido a la secta Aum (Verdad Suprema) deja 12 muertos y 5.500 heridos. En París, el 25 de julio de 1995, una bomba estalla en una estación del metro suburbano de Saint Michel, en pleno centro de la capital, dejando ocho muertos y 119 heridos. En octubre del mismo año se producen dos atentados más en el metro de París: el 6, una bomba estalla en un basurero ante la estación de metro Maison Blanche, dejando 16 heridos. El 17, una garrafa con gas estalla en un metro suburbano, entre las estaciones Musée d'Orsay y Saint Michel, dejando unos 30 heridos. En Moscú, el 11 de junio de 1996, la explosión de una bomba en el metro deja cuatro muertos y 12 heridos. En enero de 1977 ya se había producido un atentado en el metro moscovita, que dejó siete muertos y 37 heridos. Otra vez en París, el 3 de diciembre de 1996, un atentado con explosivos deja cuatro muertos y 91 heridos, en un metro suburbano en la estación Port Royal. El 11 de mayo de 2002, en Milán, Italia, se frustra un intento de atentado en el metro. También se han registrado accidentes muy sangrientos en los metros. En 1987 en Londres, el incendio de una estación de metro, King's Cross, deja 31 muertos y 150 heridos. En 1975, un error humano causó un accidente que dejó 43 muertos y más de 100 heridos en la estación de Moorgate. (AFP)
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