En un predio de 15 mil metros cuadrados, los senderos del laberinto mendocino deberán tener el ancho suficiente para que dos sillas de ruedas puedan cruzarse sin inconvenientes, porque si hay un detalle que no estará ausente en la obra será el respeto a los discapacitados. Para ello, cuatro jóvenes artistas mendocinos también planean un diseño de lectura en sistema Braile, para que los ciegos puedan recorrer los caminos a través del cuento.
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