María Kodama, viuda del célebre escritor Jorge Luis Borges, confirmó en San Rafael, Mendoza, la construcción de un laberinto en homenaje al escritor en la estancia Los Alamos, una antigua propiedad de 1830 donde Borges disfrutaba de los veranos junto con su madre y su amiga Susana Bombal, dueña de la casa. Como un testimonio de "Los jardines de los senderos que se bifurcan", el proyecto ya en marcha será la resucitación de una idea que estaba guardada en un cajón desde hacía varios años, con sueños y coincidencias de distinta gente por la obsesión y el fanatismo que el gran escritor poseía por estas figuras. María Kodama recorrió los alrededores de la estancia ubicada en esta ciudad del sur mendocino y no dudó en aprobar el predio de la antigua casona, para la construcción de la obra que transportará San Rafael al resto del mundo. "Para él era el símbolo de la perplejidad, una metáfora de lo que experimentamos en la vida, en ella hay igual que en el laberinto, apariencia de libertad pero en realidad estamos dentro de algo que desconocemos que es el destino; ése fue un tema que repitió innumerables veces en su obra", comentó la presidenta de la Fundación Jorge Luis Borges. Por primera vez en Los Alamos, la escritora recorrió los pasillos de la vieja estancia y recordó paso a paso cuando Borges le contaba acerca de sus viajes con su madre a San Rafael, y los momentos compartidos con la escritora y amiga Susana Bombal en esta tierra de viñedos. "El lugar es divino y refleja la armonía que existía entre Borges y Susana, algo muy especial con sentido preciso, y un placer para la Fundación poder hacer realidad el sueño", dijo convencida. La estancia Los Alamos fue fundada en 1830 en el paraje Cuadro Bombal, ubicado a unos 250 kilómetros al sur de la capital mendocina, y a su estilo colonial se suman muebles traídos de distintas partes del mundo por la escritora Susana Bombal, junto con una colección de libros españoles e ingleses, revistas literarias de la década del 40 y fotos de innumerables celebridades que se alojaron allí en tantos años. Entre ellos, se destaca una poesía en manuscrito que el vanguardista Jorge Luis Borges le escribió a la escritora en una de sus visitas, y que posa orgullosa para los visitantes en el Cuarto de los Vidrios. La casona construida por Domingo Bombal tiene ocho cuartos con baño privado, piscina, comedor, escritorio y galería, que en su origen conformaba un fuerte para resguardarse de los indios. Diseñado en la década del 80 por el famoso hacedor de laberintos ingles, Randoll Coate, el proyecto tomará forma este año con 12 mil arbustos colocados en un cuadro de 90 por 65 metros. Así lo explicó Camilo Bombal, sobrino nieto y heredero de la estancia, quien desde hace años puja con una gran generosidad por la idea de la construcción que, además de unir viejas amistades entre Borges, Bombal y Coate, sería un monumento cultural de amplia atracción turística. El laberinto borgeano tendrá sus senderos divididos en dos rectángulos en espejo que dibujarán el nombre de Jorge Luis Borges, y un signo de interrogación que representará el enigma del escritor, su misterio y toda su mística. Las dos partes serán, tal cual lo describió el diseñador inglés, "un reflejo de la otra como si fuera un espejo, otro símbolo borgeano y las dos caras de Borges: el poeta y el filósofo; el erudito y el irónico; el ciego y el visionario. Dos relojes de arena que marcan la edad de la muerte del escritor y la noción del tiempo". En la antigua casona ya abierta al turismo se respira el espíritu borgeano, y el homenaje del laberinto vendría cerrar una amistad de muchos años plasmada en un diseño fabuloso que sería la materialización de tantos cuentos. (Télam)
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