Año CXXXVI
 Nº 49.756
Rosario,
lunes  17 de
febrero de 2003
Min 18º
Máx 24º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






¿Una víctima de las explicaciones fáciles?
Casi toda una generación la demonizó pero ella siguió luchando por la paz y los derechos humanos

Aunque no le falta talento para brillar por sí misma -incluso sus tempranas incursiones en el arte hicieron bastante por la generación de artistas conceptuales-, Yoko Ono está condenada a ser la eterna viuda de John Lennon, la mujer que culminó con una leyenda llamada los Beatles. Resulta curioso que una mujer de apariencia tan frágil -ya sea por su escasa estatura como por su voz asedada- haya sido catalogada como una fuerza demoníaca capaz de disolver un matrimonio (el de Lennon con Cynthia Powell) y un grupo musical, tal vez el más revolucionario del siglo veinte.
El odio hacia Yoko Ono es consecuencia inmediata de un mundo que venera la explicaciones fáciles: no es la primera vez que la entromisión de una mujer funciona como la excusa perfecta para explicar sucesos tan complejos e inteligibles que no tienen una razón consistente.
Yoko nació en Tokio, pero pasó buena parte de su vida en Estados Unidos, debido al traslado de su padre, un alto ejecutivo del Banco de Tokio.
Al producirse el ataque japonés a Pearl Harbor, su familia fue enviada de regreso a Japón: fue una mala época para la artista, que debió permanecer en una granja miserable, lejos de sus padres y atendiendo a sus hermanos menores.

De vuelta en Nueva York
En 1951, el grupo familiar regresó a los Estados Unidos y se instaló en Nueva York, donde la viuda de Lennon estudió música y filosofía, al menos hasta que su tendencia al aburrimiento se lo permitió. Por esos años, fundó junto a un conjunto de poetas y músicos el famoso grupo "Fluxus", que actuó bajó inspiración del dadaísmo y de los experimentos musicales de John Cage.
En 1996, la artista participó en Londres de un simposio sobre la destrucción en el arte: su éxito fue tal, que ese mismo año la galería Indica le ofreció realizar su primera exposición en suelo inglés, a la vez que -sin saberlo- le otorgó la posibilidad de conocer a quien el correr de los años se transformaría en el hombre de su vida.
Lennon asistió a la muestra de Yoko atraído por la leyenda de una japonesa loca que martillaba clavos cósmicos y se metía desnuda en una bolsa. Tras subir hacia el techo por una escalera blanca -que la mujer todavía conserva como recuerdo-, Lennon se encontró con la palabra "Sí" grabada en el techo de la galería: este breve descubrimiento acabó con los prejuicios y le regaló al líder de los Beatles una historia de amor que seguramente no figuraba en sus planes.
Desde entonces, la pequeña y misteriosa Yoko fue su inseparable compañera. Juntos grabaron música, compusieron poemas y protestaron contra la guerra y la discriminación, hasta el día fatal en que Lennon fue asesinado. (Télam)


Notas relacionadas
Yoko Ono, "la más famosa artista desconocida del mundo", cumple 70
Diario La Capital todos los derechos reservados