Christophe de Roquefeuil
Nueva York. - La reunión del Consejo de Seguridad de ONU el viernes endureció las divergencias de la comunidad internacional respecto a Irak, y Estados Unidos chocó con un frente particularmente firme de países contrarios a un conflicto. Lejos de despejar la vía a Washington, la sesión permite presagiar la intensificación de la pulseada para saber si la ONU permitirá un ataque o si Estados Unidos se decidirá a realizarlo con una coalición limitada a sus más cercanos aliados. El secretario de Estado Colin Powell indicó que Washington continuará trabajando dentro del Consejo, que "en un futuro muy cercano" deberá decidir "si es o no tiempo de evaluar graves consecuencias" para Irak, un eufemismo para referirse a una guerra. Los debates mostraron que Washington tendrá un duro trabajo en su discusión con la mayoría de los otros 14 miembros del consejo, dijo Warren Bass, del Council on Foreign Relations (CFR), un instituto neoyorquino. "La administración (de George W.) Bush tiene claramente un camino muy difícil ante sí", subrayó. La posición de Francia, clave de la oposición, "se endureció", agregó. El informe del jefe de inspectores Hans Blix "permite este endurecimiento mutuo" al darle argumentos a ambos campos, estimó Simon Serfaty, del Center for Strategic and International Studies (CSIS), de Washington. Blix enfureció al secretario de Estado al poner en duda documentos fotográficos presentados por Powell la semana pasada ante ONU como prueba de que Irak busca esconder armas ilegales. Además, la situación podría repercutir en la Otán, donde Francia, Alemania y Bélgica bloquean proyectos de asistencia a Turquía en caso de conflicto, negándose a ingresar en una "lógica de guerra". Si Washington no logra dar vuelta rápidamente la situación a su favor en el consejo, Estados Unidos podría encontrarse ante opciones difíciles: * Continuar en la vía de la ONU e intentar convencer a la opinión pública interior y extranjera sobre lo justificado de una guerra. Esta opción es aleatoria y sujeta a las fuertes presiones de los partidarios de una solución pacífica que podría dejar a Hussein en su puesto por un tiempo indefinido. * Iniciar una guerra en las próximas semanas sin la autorización de ONU, con una simple coalición de "países voluntarios", lo que reforzará las posiciones antiestadounidense ante el conflicto. Powell subrayó que Washington no dejaría el tema en suspenso por mucho tiempo, y que la decisión era cuestión de "semanas". Bush también se mostró determinado a definir el asunto: "Saddam Hussein es un peligro y es por eso que será desarmado de una u otra forma", dijo el viernes. "Washington hará todo para intentar obtener una resolución de ONU, en particular para darle el gusto al primer ministro británico Tony Blair", que la necesita para convencer a la opinión pública de su país, opinó Serfaty. Por lo demás, si bien Bush afirma que el conflicto es su última opción, "la elección de ir a la guerra ya está tomada", aseguró. (AFP)
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