Viejo cacique del empresariado local, Elías Soso no anda con medias tintas. Admite que apoyó "como todos" al proceso de transformaciones de los 90 que hoy analiza con duras críticas. En diálogo con La Capital , el titular de la Asociación Empresaria (que hoy cumple 68 años) reivindicó el rol del Estado en la conducción de la economía y defendió a rajatabla la aplicación de retenciones sobre la actividad agropecuaria. "El aporte del campo tiene que servir para subsidiar a la industria", enfatizó Soso. Lo que siguen son los principales tramos de la entrevista. -¿Cómo ve la economía posdevaluación? ¿Hay reactivación? -La reactivación en la Argentina surge de una decisión tomada en el sentido correcto pero en forma desordenada. Haber devaluado significó terminar con la mentira del uno a uno, que lesionaba al sector productivo nacional y funcionaba como seguro de cambio para la patria financiera que vaciaba el país. Los resultados hasta ahora sólo alimentaron a los exportadores de comodities y así nunca saldremos del subdesarrollo. -El gobierno aplicó retenciones con el argumento de una redistribución. -Las retenciones al agro están bien. Si ya era altamente competitivo con el uno a uno y con todos los problemas que hubo, y hoy que es beneficiado por el dólar a 3,20/3,40, realmente debe colaborar con el resto de la sociedad. -Algunos critican que si le atan las manos al campo no habrá derrame para el resto de la sociedad. -El derrame del que se hablaba en la década anterior nunca llegó. Fue una sangría. Las retenciones deberían ser implementadas como una herramienta para fomentar el crecimiento industrial. Así ni el campo rezongaría. Si fuéramos un país industrializado sería al revés, como sucede en Europa y Estados Unidos, donde la industria subsidia al campo. -La devaluación fue solución para los exportadores. ¿Qué pasa con el resto de los sectores económicos? -Los sectores ligados a la exportación subsisten porque tienen alta rentabilidad, pero los relacionados con el mercado interno apenas tienen un veranito. En las actuales condiciones, si no aumentamos el poder adquisitivo de la gente y se crean puestos de trabajo, a corto plazo se tendrán problemas sociales. -El comercio tuvo una buena performance para fin de año. ¿Eso se mantuvo? -No, la media cayó estrepitosamente. La explosión sólo se mantuvo en los centros turísticos y no se sostendrá en el tiempo. -¿Qué medidas plantean ustedes? -Con la plata de las retenciones al agro hay que bajar la presión impositiva que pesa sobre las pymes y darles subsidios para capital de trabajo e insumos. Así se podrán solucionar los problemas de las empresas que están en condiciones de exportar pero no tienen financiación. -El gobierno no tiene mucho margen para gastar a partir de lo que firmó con el FMI. -Hay que reclamarle al gobierno la verdad de lo acordado con el FMI, para ver si no se excedieron. La tasas sobre cheques son un infierno y es el 1,2% de todo el movimiento financiero del país. Además no se habla de bajar la presión tributaria sino de subirla, en un Estado que aumentó sus ingresos relativos como consecuencia de la inflación. Si no aumentó sus gastos, es llamativo que no existan saldos favorables para apoyar a las pymes. Argentina no tiene que tener como prioridad pagar la deuda. -¿Y el riesgo de patear el tablero? -Si todo se está cayendo. Los jóvenes asistirán al apocalipsis de la hegemonía política que ejerce el FMI y el BM, que no cumplen con los objetivos para los que fueron creados, combatir la pobreza y socorrer a los países para su desarrollo económico. Hay que leer a Stiglitz, uno de los protagonistas de este proceso, para darse cuenta que esta no es una actitud de politiquería barata, de izquierdismo berreta o intelectualoide, es un análisis objetivo. El desarrollo económico viene por la acumulación de riqueza. Me preguntan si prefiero capitales nacionales o internacionales, pero el capital no se analiza por su origen sino por su destino. Si sirve para crear empleo y está conducido por un gobierno nacional no importa de dónde viene sino para qué sirve. En China usan capital de cualquier parte de donde venga, pero en China las condiciones las pone el gobierno chino. -Lula arribó al gobierno de Brasil con aires de cambio pero empezó haciendo ajuste. -No conozco la realidad brasileña, pero uno sabe que existen presiones internacionales que sobrepasan al poder nacional. Lamentablemente, en Argentina, con la debilidad estructural de la clase política, es poca la resistencia que se le pudo ofrecer al FMI. -Usted tiene un discurso muy crítico sobre lo que ocurrió en la década pasada pero los empresarios convalidaron todo lo que se hizo. -Lo apoyamos todos, no sólo el empresariado. Al proceso de privatización y desregulación de la economía lo habíamos pedido todos. Pero siempre sucede lo mismo. Ahora todo el mundo dice "Yo no estuve", pero los procesos electorales mostraron otra cosa. El fracaso se dio porque no hubo una acumulación equitativa del ingreso y esto se debió a la falta de planificación sobre lo que debía venir después de las desregulaciones. -¿Perdió credibilidad por esa posición la dirigencia empresaria? -Somos creíbles y confiables porque ya en el 95 señalamos que estos problemas iban a suceder. La clase media adolece de una hipocresía magnífica, salió a la calle sólo cuando le tocaron el bolsillo. Al dirigente cuando las cosas van bien, le dicen "Soso quedate, está bien"; pero ahora cuando las cosas van mal viene el "Tomátela". Hay que participar, no sirve de nada criticar desde la mesa de un café.
| |